Es necesario superar la
actual política hidráulica y partir de la base de que las
obras de regulación no deben ser el eje del nuevo
planteamiento en materia de agua. Ese salto histórico
está teniendo "enormes dificultades" en España, pero
las tesis de la Unión Europea podrían ser un acicate para
darlo. Es la tesis de Gaspar Mairal, profesor de la
Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de
Zaragoza, quien abogó ayer por asumir definitivamente las
nuevas líneas en materia hidráulica que incluso se han
planteado como filosofía, pero no se han desarrollado.
Mairal fue el segundo
ponente de la sesión inaugural del seminario La crisis
del agua, organizado por la Institución Fernando El
Católico. El profesor realizó un repaso histórico y
sociológico de los conflictos del agua en el valle del
Ebro y concluyó que desde el fin del franquismo apenas se
ha ejecutado embalse alguno en la cuenca. "¿Por qué?", se
preguntó. La respuesta "es compleja", pero la clave está
en el hecho de que tanto el Pacto del Agua de Aragón como
el Plan Hidrológico Nacional (PHN) "se hacen a partir de
un modelo agotado de política hidráulica".
En opinión del
especialista, en este momento "lo viejo se resiste a
desaparecer y lo nuevo pugna por surgir". Y se constata
cierta "incoherencia" en los políticos aragoneses, pues
algunas razones en contra del trasvase del Ebro pueden
aducirse también en contra de los embalses. "La política
hidráulica que inspira el PHN es la misma del Pacto de
Agua", comentó.
Igualmente, Gaspar Mairal
destacó que no se puede hacer nada sin contar con los
importantes movimientos sociales que se oponen a la
construcción de pantanos, y que han conseguido frenar
obras recurriendo, incluso, a los tribunales. La
judicialización de los proyectos hidráulicos, consideró,
"se va a extender cada vez más", porque las posibilidades
para obstaculizar obras "son cada vez mayores". De hecho,
el trasvase del Ebro tiene "tantos trámites" que los
recursos posibles serán muy numerosos. |