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Heraldo de Aragón, 25-III-2003
No es posible transferir caudal del Ebro sin aumentar la regulación

El agua no se podrá detraer del Ebro en verano, época de máxima necesidad, por lo que será necesario construir nuevos embalses tanto en la cuenca receptora como en la donante. Con estos proyectos ha llegado la polémica.
 
Fotógrafo: JOSÉ MIGUEL MARCO
El embalse de Yesa, cuyo recrecimiento fue definido por Jaume Matas como "la piedra angular del PHN", es uno de los más polémicos
 

CARLOS VILLANOVA. Zaragoza | El proyecto para trasvasar aguas del Ebro a las cuencas del Levante obliga a construir nuevas presas con su consiguiente impacto ambiental, económico y social. En las zonas receptoras, sólo la creación de grandes vasos permitiría almacenar los caudales transferidos en invierno para utilizarlos en las estaciones de mayor demanda (primavera y verano). En la cuenca del Ebro, cuanta más regulación se establezca, más disponibilidad de recurso hídrico habrá para utilizarlo de una forma u otra, bien en la propia cuenca, bien para derivarlo a otros sitios.

Ésta última cuestión ha creado gran polémica en la Comunidad Autónoma, ya que los detractores del Pacto del Agua entienden que el acuerdo hidráulico (reclamado por todas las asociaciones agrarias y defendido por PP, PSOE, PAR y, con parámetros revisionistas, IU) puede servir para los fines del trasvasismo cuando en 1992 nació como garante de las necesidades aragonesas. .

La realidad es que en el PHN se destaca la necesidad de regular la cuenca cedente para asegurar caudales transferibles en un sistema hidrográfico de carácter torrencial. En la página 151 de su "Análisis de los sistemas hidráulicos" se dice: "En los términos de una demanda añadida al sistema, no es deseable plantear ninguna transferencia desde el curso bajo del Ebro si no se dispone de algún almacenamiento que permita cierta modulación en la toma. Si este almacenamiento fuese de 500 hm3 podrían derivarse 700 hm3/año. Si fuese de 1.000, se podrían derivar 1.000 hm3/año; y si fuese de 1.500 se podrían derivar 1.200 hm3/año".

Los textos del PHN establecen que los embalses tributarios del trasvase serán Mequinenza, Ribarroja y Flix. Para ello, se plantea la liberación de concesiones hidroeléctricas. Sin embargo, posteriormente no establece coste del trasvase por ese concepto. Lo que sí explicita es la posibilidad de que puedan cederse caudales "desde otros embalses actuales o futuros" si los órganos de gestión de la cuenca cedente lo acuerdan.

Para aumentar la suspicacia sobre los embalses, las cifras del Plan Nacional de Regadíos en Aragón no casan con el aumento de regulación previsto. De acuerdo al Plan, la Comunidad necesitaría 272 hm3 más de agua regulada para satisfacer el incremento de superficie regable hasta 2008. Los embalses previstos en el Pacto del Agua aumentarán la dotación en 2.100 hm3.

La "sorpresa" en el Levante

Por lo que respecta a embalses en las cuencas receptoras, la forma en que se ha ido desvelando gradualmente la necesidad de grandes presas para almacenar el agua del Ebro evidencia el intento de "vender" el trasvase como algo que sólo aportará beneficios al Levante. El descubrimiento de que disfrutar de esos recursos tenía la contrapartida de inundar varios términos municipales ha sido una "sorpresa" que ha levantado una gran polémica en las comarcas afectadas, donde se ha pasado a rechazar el PHN.

Las directrices técnicas del PHN hablaba de varias alternativas de pequeño tamaño, como las presas de Calig, Gorra, Alcalá o Villamarchante, ninguna de más de 80 hm3. Posteriormente, se rechazaron por cuestiones geológicas y empezaron a barajarse opciones más agresivas y con mayor impacto territorial.

Los impulsores del trasvase pusieron sus ojos principalmente en dos obras hidráulicas que ya estaban contempladas, pero con otros fines y mucha menor regulación: el embalse de Azorín en Monóvar (Alicante) y el de El Marquesado en Turís (Valencia), que estaban planteados con unos 40 hm3 cada uno y fundamentalmente para prevenir avenidas. Sin embargo, los proyectos se reconvirtieron, para dar satisfacción al trasvase, en dos grandes vasos de entre 150 y 200 hm3.

La fuerte polémica suscitada en estos dos municipios, donde hasta los representantes del Partido Popular se han opuesto al PHN si ello supone que se inunde sus términos municipales, ha hecho que el Ministerio de Medio Ambiente haya hablado de repartir el esfuerzo de regulación entre más zonas, con embalses más pequeños. Lo cierto es que, por ahora, no se sabe dónde se ubicarían los nuevos pantanos. Y lo que ya está más que claro es que el trasvase también tiene un precio no deseado en parte del Levante.
 

Asociación Río Aragón-COAGRET