Pedro Arrojo
(Madrid, 1951) recibe hoy en San Francisco el
Premio Goldman, considerado
el galardón más importante del mundo en materia de defensa del
Medio Ambiente. Profesor de Análisis Económico de la
Universidad de Zaragoza, Arrojo ha destacado por su labor
académica de estudio del Plan Hidrológico Nacional (PHN), al
que se opone por considerar que aumentará más los
desequilibrios sociales y económicos entre las diferentes
zonas de España. Es el primer español que recibe el Goldman.
Pregunta.
Siempre ha defendido que la defensa del medio ambiente debe
pasar por la universidad y que no está reñido con el
desarrollo económico. ¿Es este premio un reconocimiento a su
argumentación en contra del PHN?
Respuesta. Creo
en la visión aristotélica de la economía y defiendo que debe
servir para administrar bien los bienes del planeta. Y hoy en
día esto significa defender el desarrollo sostenible.
Cualquier política ambiental que no pase por el desarrollo
sostenible no es de interés general. Y esto es lo que pasa con
el trasvase del Ebro, que beneficia a las comunidades que ya
tienen un mayor nivel de desarrollo a costa de condenar
algunas de las zonas más pobres.
P. ¿Cuál es el
gran punto negro del actual PHN?
R. Existe un
problema de prioridades. El Gobierno prioriza antes que nada
el hormigón, la construcción de ciento y pico grandes presas
en el país del mundo que ya tiene más embalses y obras
hidráulicas por habitante. A causa del clamor social, el
Gobierno ha introducido otras prioridades, pero su objetivo
sigue siendo el hormigón.
P. Usted
defiende que si ahora se logra parar el trasvase del Ebro, ya
nadie se atreverá a resucitarlo. ¿Por qué?
R. En Estados
Unidos vieron hace ya 40 años que la construcción de grandes
embalses no haría más rica a la costa oeste como defendía
entonces el Gobierno. Vieron que el tiempo de los grandes
embalses ya había acabado, que se imponía la racionalización
del consumo y ahora esta opinión llega a España. La época de
los grandes trasvases y embalses ha llegado a su fin, y el
Gobierno lo sabe.
P. Pues no lo
expresa.
R. Sí lo hace.
Cuando el ministro Arias Cañete dijo que el PHN se haría por
cojones, también dijo a su interlocutor que se tenía que
aplicar rápido. Como en las guerras, el Gobierno sabe que si
quiere cometer alguna brutalidad ésta debe hacerse antes de
que cambie el orden establecido, y este cambio viene marcado
por las directivas europeas.
P. ¿Cree
realmente que la Comisión Europea parará el PHN?
R. Yo no
descartaría que en un futuro el Gobierno pague alguna factura
por su apoyo a la brutal guerra de Iraq y que en un momento
determinado la Comisión Europea se lave las manos sobre las
quejas que le hemos hecho llegar y las lleve directamente a
algún tribunal europeo, algo que iría a favor nuestro.
P. Sin hormigón
ni grandes obras, ¿puede paliarse el déficit de agua de la
costa levantina?
R. En muchas
zonas donde se dice que hay déficit de agua, no lo hay. El
Plan Hidrológico Nacional ha hecho trampas a base de no
contabilizar las aguas subterráneas de muchas cuencas. En
algunos puntos, donde sí puede existir algún problema puntual
de falta de agua, podría optarse por las plantas desaladoras.
P. ¿Es viable
esta opción?
R. Si realmente
falta agua, sí. La multinacional Vivendi ha firmado un
contrato con Israel para desalar agua a menos de medio euro
por metro cúbico. Llevar agua del Ebro a Almería costará más
de un euro. |