Luisa
PUEYO
JACA.-
Gianluca Solera, coordinador del Grupo Verde del
Parlamento Europeo, afirma que excluir a los afectados
por los embalses del debate del agua y el
desarrollo del Plan Hidrológico Nacional demuestra
falta de democracia, al igual que se atenta contra los
derechos humanos cuando no se les permite disfrutar de
los mismos recursos que hay en las zonas ricas.
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El
italiano Gianluca Solera, que el pasado fin de semana
intervino en las jornadas “Europa, por una nueva
cultura del agua”, organizadas por la Asociación Río
Aragón en Jaca, asegura que el uso del agua es “un
tema que ya ha pasado a ser uno de los factores de lucha
política”. “El ataque medioambiental en España es
debido a intereses empresariales, y es un ataque contra
los recursos naturales, algo que sólo tiene lugar en
lugares no democráticos”, señala, y añade que hay
que tener en cuenta la cohesión social y la económica.
“Cuando hablan de solidaridad, ¿quién es el pobre y
quién el rico? Hay una política mal planificada de
concentración de factores de desarrollo en áreas ya
muy desarrolladas”.
Además,
están la política fiscal y de concurrencia. “Me
gustaría saber si hay ayudas de los estados para la
construcción de embalses que contravengan la política
de concurrencia. Sí sé que no se consideran los costes
sociales y medioambientales del agua que se piensa
trasvasar”. Falta transparencia, “porque los
informes con los que alegaron al PHN los expertos han
sido ignorados”, y “falta democracia, porque los
afectados quedan excluidos en el debate y desarrollo de
toda esta planificación. Aragón tiene el récord de
pueblos abandonados de toda Europa, con más de 300. La
gente ha tenido que irse porque se le han llevado lo básico
para sobrevivir. Va contra los derechos humanos el no
poder disfrutar de los mismos recursos que en las zonas
ricas”.
La
lucha del agua “es parte de la política de
globalización. En España se intenta transformar una de
las regiones más desarrolladas de la cuenca mediterránea
en áreas especializadas de turismo o de producción agrícola
que compitan con países del tercer mundo u otras áreas
de Europa. El PHN quiere fortalecer la concurrencia española
en el marco de la globalización, pero no se puede
renunciar al hecho de que el agua es un bien universal,
y no un elemento de intercambio económico. Este Plan no
puede pasar porque sería un mal precedente para otros
países y todo el instrumental legislativo elaborado
durante años desaparecería por los intereses de los
poderosos. Hay
que seguir adelante para que en el parlamento Europeo se
sepa qué postura tomar y se ratifique la oposición al
PHN ya expresada por la Comisión de Medio Ambiente,
para que así la Comisión Europea tenga más argumentos
con los que contestar a las quejas presentadas ante la
UE”.
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