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La Economía de la Región de Murcia, n.º 67, 2/2004
La Comisión Europea lo tiene oficiosamente decidido desde principios de marzo

Bruselas frena la cofinanciación del trasvase del Ebro

 

La actual Comisión Europea, donde se integran los españoles Loyola de Palacio y Pedro Solbes, y que encabeza Romano Prodi, tiene oficiosa y colegiadamente decidido desde principios del mes de marzo no atender positivamente la petición del Reino de España, cursada en diciembre último, para cofinanciar las obras del trasvase Ebro-Segura, proyectado por el anterior Gobierno, presidido por José María Aznar.

Razones de índole económica, aparte de las medioambientales, le aconsejan definitivamente no apoyar una obra que entra en colisión con los criterios de recuperación de costes que propugna la vigente legislación comunitaria, y que no ha logrado encontrar, a lo largo de los tres últimos años, el necesario consenso territorial y político dentro de nuestro país. Incluso la comisaria Loyola de Palacio, exministra española de Agricultura, no se ha pronunciado con un disenso formal debido a su conocido desacuerdo personal con el planteamiento de elaborar el Plan Nacional de Regadíos después de aprobada la ley del PHN en las Cortes Españolas.

Fuentes próximas a la Agencia Europea de Medio Ambiente, consultadas por "La Economía", han señalado que, como ya ocurrió con los 14.000 millones de pesetas pedidos para la regeneración de la bahía de Portmán, son los servicios correspondientes del Banco Europeo de Inversiones (BEI) los primeros que no tienen nada claro el coste/beneficio del dinero que se requiere para invertir con cargo a diversos fondos comunitarios en pleno proceso de racionalización de las políticas estructurales y de cohesión a partir de la ampliación a 25 países.

La opinión provisional no vinculante, pero bastante determinante, de esta otra institución comunitaria, que preside Philippe Maystadt y que invirtió durante 2003 en España 6.300 millones de euros (16% del total en toda la UE), es negar la cofinanciación del trasvase por un coste real mal calculado por Madrid y una prevista amortización económica de las obras claramente inviable.

Nuestro país no ha logrado encontrar en el seno de la actual, y pronto saliente, Comisión Europea, el más mínimo apoyo para su solicitud. Los países del norte, como Finlandia, Dinamarca y Suecia, no entienden de escasez de agua ni conciben llevarla de un sitio a otro mediante trasvases. Con una desarrollada mentalidad conservacionista, sólo admiten que se administren mejor los recursos existentes (recuperación, depuración y reutilización) de los caudales y, si acaso, prefieren la desalinización de aguas marinas. Les secundan centroeuropeos, como Holanda, Alemania, Irlanda, Gran Bretaña, Austria, Luxemburgo y Bélgica, que tampoco entienden de escasez hídrica pero sí mucho más de tecnología para potabilizar agua salobre de pozo o del mar. Son los que han propiciado una legislación europea "ad hoc", que bascula sobre grandes plantas, susceptibles de ser subvencionadas, y muy generosamente, por Bruselas.

Los países del sur, como Portugal, Francia, Italia y Grecia, ven la ocasión para no allanar dificultades a un país competidor con ventaja en la agricultura temprana intensiva y/o en la industria turística. No llevan la bandera antitrasvasista pero justifican su postura en la firmeza de los demás en contra. La ampliación al Este no favorecerá las cosas. Los diez nuevos socios no querrán incomodar a una Alemania que es su primer cliente y desea, cada vez, menos gastos onerosos en proyectos faraónicos fuera de las infraestructuras de transporte que faciliten la más rápida distribución de sus productos industriales. Además, las dos grandes potencias continentales y otros países igualmente en crisis económica, caso de Holanda e Italia, quieren congelar los actuales Presupuestos de la Unión Europea. Nuestro país se encuentra así, sin aliados, en el seno de la actual Comisión, y con Francia y Alemania poco dispuestas, de momento, a facilitar las cosas a España.

Un primer informe de la Dirección de Medio Ambiente de la UE, firmado por la inglesa Catherine Day, ya advertía el 5 de marzo sobre los posibles daños ecológicos que la detracción de caudales del Ebro pudiera causar en sus ecosistemas y el Delta. Se mostraba por tanto contrario a liberar fondos comunitarios para cofinanciar el proyecto Ebro-Segura, logró hacer una seria mella entre los actuales comisarios y, probablemente, condicionar una decisión final negativa, que harán pública y oficial antes del próximo verano. Los términos claves de ese informe funcionarial y técnico son las "serias reservas sobre su impacto ambiental y su coherencia con la legislación europea", lo que resulta demoledor para las aspiraciones españolas de conseguir 1.260 millones de euros de las arcas de Bruselas. La alta funcionaria refleja que tampoco se explica en el proyecto español las posibles reducciones de la cantidad de agua trasvasada en año hidrológico más seco.

La visita de finales de febrero a Bruselas del presidente catalán, Pascual Maragall, viejo conocido en las instituciones comunitarias tras su paso destacado por el Comité de las Regiones, parece el detonante de una decisión todavía provisional, aunque suspensiva, antes de revisar a fondo las necesidades objetivas de agua en el litoral mediterráneo español al negarse la nueva Generalidad a que se construya el ramal norte previsto. El argumento principal ahora es que el tramo hacia el sur, del canal a construir entre Tortosa y Vall de Uxó, tiene un impacto medioambiental negativo. No parece menos relevante la omitida emisión de gases de efecto invernadero por las estaciones de bombeo y centrales eléctricas por la cantidad de energía que necesitan. El informe interno habla también de la falta de soluciones propuestas para evitar la propagación de especies nocivas invasoras. Y, por supuesto, de las dudas e incertidumbres sobre el caudal ecológico final en el Delta del Ebro, y la gestión del régimen de aguas que lo asegure, junto a la protección de las especies de la zona baja del citado río.

En el aspecto financiero del dictamen enviado en forma de carta a la Dirección de Política Regional de la Comisión Europea, la señora Day sostiene que se sobrestiman los beneficios del trasvase del Ebro mientras se subestiman sistemáticamente los costes, o no están cuantificados. Tampoco, a su juicio, la estructura de precios (uso agrícola, industrial, o privado) está suficientemente explicada al no haberse explorado su relación con la potencial demanda, así como los costes de un impacto medioambiental negativo. Las previsiones de empleo inducido reflejadas en el proyecto remitido por nuestro Ministerio de Medio Ambiente también las encuentra exageradas. En consecuencia, el departamento que dirige la comisaria sueca Margot Wallström, opone de momento sus reservas a la adjudicación de los fondos comunitarios solicitados por España, en base a todo lo anterior y sobre la duda fundada de su no rentabilidad económica a menos que se aporten más datos y cálculos nuevos que convenzan posteriormente a los técnicos.

Un segundo documento interno, con fecha 3 de marzo y elaborado por expertos en fondos regionales dependientes del comisario de Política Regional, Michael Barnier, pone en duda la oportunidad económica de acometer las obras del trasvase del Ebro sin haber antes explorado suficientemente la alternativa de las desaladoras, "que podrían ser más deseables". Cuestionan en su informe la ampliación de zonas de regadío en el Levante español cuando la Unión Europea proyecta reducir su producción agraria. Y el propio proyecto español, tal como está presentado en Bruselas. Por eso pide abundante información adicional que procure posibilitar la ayuda solicitada de 1.260 millones de euros, a la que "difícilmente se puede optar" con ese proyecto. Una de las recomendaciones de estos expertos es volver al secano para evitar sobreproducciones agrícolas poco o nada rentables, y así no tener que realizar el trasvase ni sobreexplotar los recursos hídricos. El informe en preparación de la Dirección de Agricultura no parece que se manifestará en igual sentido pero sí cargará las tintas sobre los excedentes agrarios de frutas y hortalizas, hoy el principal capítulo exportador de la Región de Murcia.

También la Dirección de Mercado Interior, dependiente del comisario Fritz Bolkestein, ha desaconsejado cofinanciar el trasvase Ebro-Segura por incumplimiento de las reglas comunitarias de contratación pública respecto de los estudios ambientales del proyecto. Este tipo de infracción paraliza de oficio la concesión de cualquier ayuda europea. En un documento interno con fecha 27 de febrero, este departamento recoge la denuncia presentada en 2003 por cuatro europarlamentarios para que se investigase una adjudicación irregular por la empresa pública "Trasagua", dependiente de nuestro Ministerio de Medio Ambiente, por omitir la obligada publicación de la citada adjudicación pública en el Boletín Oficial de las Comunidades Europeas. Y corrobora sus extremos al confirmar que el procedimiento realizado sigue sin ajustarse a las normas europeas. En consecuencia, mientras las objeciones al proyecto no se subsanen conforme al ámbito de las directivas comunitarias al respecto, este segundo dictamen es por tanto suspensivo respecto a la solicitud española de fondos comunitarios para realizar el trasvase.

Coincidiendo con la publicidad de los dos últimos informes, seis grupos políticos del Parlamento Europeo pidieron el 3 de marzo a los comisarios Barnier y Wallström un debate técnico de alternativas al trasvase español que ha buscado la cofinanciación comunitaria para su ejecución. Liberales, Verdes, Partido Socialista Europeo, Izquierda Unitaria, Europa de las democracias y las diferencia, y No inscritos desean que el método comunitario de evaluación global del proyecto presentado por el Ministerio español de Medio Ambiente, se aplique a aspectos como el impacto socioeconómico y medioambiental de las obras, el correspondiente sobre la agricultura, efectos sobre el cambio climático, su viabilidad financiera, el precio del agua trasvasada, y el coste energético, así como posibles alternativas que tengan costes energéticos inferiores y mayor rentabilidad económica.

Después de todo lo anterior, y pese a que los citados informes no resultan en si mismos ni vinculantes ni concluyentes para la Comisión Europea y el Banco Europeo de Inversiones, representantes del PSOE, Izquierda Unida y la Fundación "Nueva Cultura del Agua" entienden que finalmente los técnicos de Bruselas hayan condenado las formas de hacer las cosas de nuestro Ministerio de Medio Ambiente, y se muestran convencidos de que con tanto rechazo, el proyecto de trasvase del Ebro al Segura haya quedado prácticamente suspendido por sus deficiencias frente a la legalidad comunitaria. Hay hasta quien pide un gran debate nacional para reformar el PHN, y suspender las obras que se hayan podido iniciar ante su inviabilidad económica y medioambiental demostrada en esos informes. El presidente catalán, Pascual Maragall, entiende que la Comisión Europea tiene ahora unos elementos de juicio contundentes, y difícilmente rebatibles, para justificar una decisión negativa, que impida volver a abordar el tema a sus sucesores, previsiblemente presididos por un candidato de la Europa del norte.

Los grupos ecologistas, que se han venido oponiendo frontalmente al trasvase por insostenible, creen que los informes demuestran, además, lo coherente de su oposición al darles la razón. Los Verdes se muestran partidarios de buscar ahora una alternativa ecológica mientras representantes de los agricultores entienden que el nuevo Gobierno español debiera rectificar el PHN para adecuarlo a las exigencias de los técnicos de la Comisión Europea. Tanto la renovada Generalidad de Cataluña como varios ayuntamientos ribereños del Ebro, han recurrido la ejecución del proyecto ante la Audiencia Nacional, que ha admitido a trámite sendos recursos contencioso-administrativos. La Plataforma en Defensa del Ebro cree rotundamente haber ganado la batalla en Bruselas y que la obra es ya irrealizable por falta de cofinanciación comunitaria aunque la siguiente Comisión Europea volviese a plantearse la cuestión. Es por eso, que no da por terminada su lucha y anima a sus seguidores a continuar con las movilizaciones en contra de las obras.

Francisco Poveda

http://www.laeconomia.com/articulos/EC_detalle.asp?idNoticias=1635 Bruselas


Pedro Arrojo, profesor de Análisis Económico

'El trasvase del Ebro no se sostiene económicamente'

Bruselas

El profesor de Análisis Económico y exvicerector de la Universidad de Zaragoza, el físico granadino de brillante currículo científico, Pedro Arrojo, presidente a su vez de la Fundación "Nueva Cultura del Agua", parece ha sido la personalidad individual española más influyente desde fuera de la política activa y la estructura burocrática de Bruselas para que determinantes direcciones generales de la Comisión Europea se hayan cargado de argumentos en contra de la cofinanciación comunitaria del trasvase del Bajo Ebro al Júcar y Segura. Les ha convencido a todos de que es un proyecto insostenible por desfasado y de que el Gobierno ha tratado de engañar con trucos contables de ingeniería financiera, fraudulenta para las arcas públicas, por intereses ocultos de eléctricas y constructoras.

El discurso de Arrojo se ha apoyado en tesis conservacionistas y económicas. El haber sido el primer español galardonado recientemente desde California con el prestigioso "Premio Goldman" 2003 de Medioambiente entre todos los ecologistas europeos, le ha dotado de una oportuna fuerza de cara a la Opinión Pública y frente a los eurócratas encargados de los diversos dictámenes previos. En varias ocasiones ha visitado la Región de Murcia para reunirse con los círculos más críticos respecto a la gestión del agua que se ha abierto paso. En Moratalla participó en una reunión con diversos colectivos civiles, preocupados por la escasa conciencia verde de las autoridades regionales, y mantiene una especial amistad con el catedrático de Geografía Física de la UMU, Francisco López Bermúdez, exdirector de nuestra Agencia del Medio Ambiente.

Su tesis es aplicar a la gestión del agua más inteligencia y menos hormigón como exponente de una nueva cultura de desarrollo sostenible, que él la entiende como complejidad de ecosistemas: el paisaje, la identidad territorial, y los valores de vida. Ha abanderado, y difundido desde hace tiempo, estas ideas entre la comunidad científica española, así como que la clave son las aguas subterráneas y la economía ecológica como arte del bien administrar los bienes naturales. A su juicio, no todo lo que vale se intercambia por dinero, y resulta importante saber que la economía moderna ya ha de incorporar valores no monetarios en sus decisiones.

Para Arrojo, la economía ecológica debe tomar esas decisiones en función del coste-beneficio, tras internalizar externalidades ambientales y sociales, porque ha de tener en cuenta lo importante que son los valores naturales por encima de los de mercado. Piensa, por ejemplo, que un río es algo más que un curso de agua que fluye, al verlo como una depuradora natural, lo que le otorga un valor excepcional y sin precio. Su tesis principal para rebatir el trasvase del Ebro es la mentalidad extendida de tiempo en la Administración española de que la solución de todo este tema de la teórica escasez hídrica en el Sureste peninsular se soluciona dotando de mucho dinero para gastarlo en obra pública hidráulica.

De ahí, que haya conseguido convencer en Bruselas de que la repercusión de todo tipo de costes directos (estudios previos, proyectos, expropiaciones, obra, hormigón) e indirectos (ecológicos) del trasvase del Ebro, coloca ya el precio del m3 por encima de los 0,22 euros con amortización a 50 años, sin contar luego los gastos por elevación e impulso de los caudales. Arrojo se ha mostrado seguro de que el beneficio que proporciona tal inversión es muy negativo por una decreciente competitividad de la producción agrícola española. Esa situación sitúa el valor actual de mercado de una tierra de regadío justo en la mitad de lo que cuesta transformar una hectárea de secano. Por eso ha demostrado que detrás del interés mostrado por Madrid se esconde un buen negocio para las grandes constructoras y las empresas eléctricas necesitadas de más turbinas, y de que no es verdad que se esté por ampliar regadíos en el Levante español porque se piensa especular con los caudales del Ebro ante las necesidades disparadas ya de la industria turística y residencial.

Arrojo ha explicado en Bruselas que el PHN español prevé que el 53% de las aguas del trasvase sean para regadíos y el 47% para usos urbanos y turísticos conforme a la demanda actual y sin estimar su evolución a 25 años. Pero en virtud de la legalización e impulso de los libres mercados privados de aguas públicas en nuestro país, las primeras, según él, terminarán seguro en manos de los urbanizadores del litoral mediterráneo, por lo que se sienten engañados los sindicatos agrarios. Además, acusa al Gobierno español de introducir trampas contables en el cálculo económico del trasvase del Ebro, sabiendo que lo son, y en un claro ejercicio, dice, de prevaricación técnica. A su juicio, el balance real lleva a la quiebra por falta de demanda si no se cuenta que el 60% de la inversión de dinero público se hace en realidad a fondo perdido al no descontar la inflación de los próximos 50 años, y el 40% restante es crédito privado al 4% más un 2% de inflación, avalado por el Estado. "La tarifa que se cobre sólo servirá en la práctica para pagar ese 40%", afirma Arrojo.

El profesor Arrojo sostiene que el precio final real del agua del Ebro sería en Murcia de un euro el m3, y de 1,5 en Almería frente al coste medio de 0,31 euros que el Gobierno español ha transmitido a Bruselas, "preparando un gran fraude con el dinero del erario público", aunque reconozca que el precio se pondrá en el doble por el coste de la energía necesaria para bombeo. Arrojo se muestra seguro de que el agricultor murciano no puede pagar más de 0,35 euros por m3 al encontrar sobrada oferta de aguas subterráneas a un máximo de 0,30 euros. Y que, aunque sólo haya que pagar los créditos del 40% del importe de las obras, el precio del m3 no bajaría aquí de 0,40 euros y no encontraría demanda desde la agricultura murciana.

Al hablar ya la Directiva Marco del Agua de recuperación íntegra de costes en la gestión, la procedente de la desalación se podrá ofertar en Murcia, según Arrojo, a la mitad que costaría la procedente de un trasvase del Ebro subvencionado al 60% con dinero público, europeo y español, a fondo perdido.

J.B.

 

Asociación Río Aragón-COAGRET