ENRIQUE CONDE - Domingo, 26 de Mayo de 2013 - Actualizado a las
05:05h
PAMPLONA. Un informe interno elaborado por la Confederación
Hidrográfica del Ebro el pasado 9 de enero reconocía ya por parte
de la propia CHE que la deformación de la ladera derecha de la
presa de Yesa era causada por las excavaciones realizadas a pie de
presa con objeto del recrecimiento, que elevará la cota del
embalse de 488 a 511 metros y doblará su capacidad de 500 hm3 a
1000 hm3. En dicho informe, al que ha tenido acceso este periódico
y que parte de su contenido viene reproducido en estas páginas, se
contempla la declaración de cambio de escenario decretado el 21 de
diciembre de 2012 y comunicado a la Agencia Navarra de Emergencias
(ANE), escenario que se agravó de 0 a 1 (la escala de escenarios
llega hasta 3, que sería ya catástrofe), según lo previsto en el
Plan de Emergencia de Yesa con lo que se asumía la gravedad del
movimiento detectado y se decidió, a su vez, intensificar las
medidas de control y vigilancia.
trabajos
al descubierto La CHE admite que la causa próxima de la
deformación de la ladera se encuentra en la excavación realizada
para cimentar el estribo derecho de la presa y "estabilizar dicha
ladera ante la solicitación que supondrán su llenado y vaciado
periódicos en fase de explotación". Todo lo anterior -continúa la
CHE- "se ha visto agravado debido al largo período de tiempo (más
de ocho años) que las excavaciones de cimiento de los estribos de
la nueva presa, a priori temporales, han tenido que estar abiertas
sin la protección y contención de dicha estructura".
Al describir la situación, la CHE destaca que existe presencia de
signos de deslizamiento de la ladera derecha, con levantamiento
milimétrico de cimiento en dicha margen. Las primeras lecturas
efectuadas para medir el desplazamiento indican que en julio de
2012 se dedujo la presencia de un movimiento a 50 metros de
profundidad (de 4,33 milímetros en 44 días). Como consecuencia de
los resultados obtenidos, se decidió en el mismo mes de julio
paralizar las excavaciones. En octubre ya se habían detectado una
serie de grietas en la cuneta de hormigón de la carretera N-240,
justo por encima de los trabajos excavados.
La polémica por el recrecimiento de Yesa se ha recrudecido estos
días después de que el geólogo de la Universidad de Zaragoza,
Antonio Casas, que siempre se ha significado en contra de recrecer
Yesa por la inseguridad de la zona, compareciera en las Cortes de
Aragón y manifestara que después de los movimientos detectados en
la presa consideraba que la situación era "dramática" e instaba a
realizar evacuaciones preventivas en poblaciones cercanas como
Sangüesa. La CHE tachó a Casas de "catastrofista" y restó
cualquier validez a sus tesis, insistiendo en que el recrecimiento
beneficiará a la estabilidad de la presa.
Sin embargo, ciertos argumentos que utiliza Casas coinciden con lo
significado por los propios técnicos de la CHE en sus informes.
Así, el profesor universitario cita que la composición material de
las laderas de Yesa, el llamado flysch de Yesa, hace especialmente
vulnerable la zona. No está en desacuerdo la CHE con este
planteamiento, puesto que en el informe que recoge este periódico,
la CHE especifica que los materiales constitutivos de la ladera,
históricamente inestables, como el flysch de Yesa, una mezcla de
areniscas más presente en el fondo del embalse, y margas de
Pamplona, también contribuyen a este movimiento. El embase de Yesa
se proyectó sobre esta composición frágil de materiales, a pesar
de que el propio ingeniero que diseñó la obra, René Petit,
reconocía que no era el emplazamiento idóneo, pero se trataba del
único estrechamiento del río Aragón óptimo para una presa.
luego habla de autovía
y lluvias Por último, la CHE apunta en cuanto al origen
de la inestabilidad de la ladera que hay que tener también en
cuenta que "en las proximidades de esta zona se ha procedido a la
excavación del túnel de la autovía A-21 con el empleo de
explosivos que han dado lugar a la producción de microsismos, cuya
posible incidencia sobre la inestabilidad está por analizar". El
profesor y geólogo Antonio Aretxabala no concede ninguna
relevancia a las actuaciones llevadas en los túneles y dice que no
han tenido consecuencia alguna en la inestabilidad. Lo mismo dice
sobre las intensas precipitaciones de lluvia que se han registrado
en la zona. Estas no se encuentran entre los orígenes atribuidos
al deslizamiento en este informe de diciembre, pero posteriomente
la CHE aludió a ellas para justificar la aceleración que habían
tenido los movimientos detectados.
En cuanto a la composición de la ladera, la CHE admite que "los
parámetros resistentes de la zona de debilidad del terreno por la
que se está favoreciendo la deformación de la ladera pudieran ser
anormalmente bajos. Por tanto, cabe el análisis de la posibilidad
de una superficie en profundidad de escasa competencia". Según la
geomorfología local, abunda la CHE, la existencia de algunos
rellanos y escarpes topográficos, lo que unido a la posible
formación de una superficie en debilidad en profundidad indicaría
la existencia de un paleodeslizamiento en la zona. De confirmarse,
se explicaría la querencia que ha mostrado la ladera derecha en
deformarse siguiendo una superficie que muestra unas resistencia
bajas".
400x500 metros de masa
Ya por entonces, entre los interrogantes que se cernían sobre los
datos que manejaba la Confederación, relataban que existe
"incertidumbre" sobre la magnitud y geometría de la masa
movilizada. En páginas anteriores del mismo informe, se relata que
la ladera de la margen derecha "presenta evidencias de movimiento
por deformación en una extensión aún por determinar, pero estimada
en unos 400 metros de longitud en el sentido del eje del valle y
que abarca unos 500 metros en dirección perpendicular al valle".
Para entonces el movimiento detectado en la ladera era variado en
su magnitud, decía la CHE, siendo mayor en la zona central y menor
en los bordes, pero se estimaba en una media de 5 milímetros al
mes. Dos meses después estos movimientos llegaron a multiplicarse
por más de diez.
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