El
Camino de Santiago fue declarado Bien de Interés
Cultural en 1962 por el gobierno español,
Primer Itinerario Cultural Europeo en 1987
por el Consejo de Europa, y Patrimonio de la
Humanidad por la UNESCO en 1993.
Por tanto, no estamos hablando de una hipotética futura
protección de la Ruta Jacobea; el Camino ya esta
protegido por España desde 1962 y declarado Patrimonio
de la Humanidad por la UNESCO desde 1993.
La
delimitación que ahora propone el Gobierno de Aragón no
es un cambio de trazado, como pretenden hacernos
interesadamente, sino el reconocimiento de un hecho
histórico documentado científicamente y de un
trazado que ya fue reconocido por la propia DGA en 1993.
El trazado lo quisieron cambiar artificialmente en la
delimitación del 2001 con el fin de no entorpecer el
recrecimiento de Yesa. La diferencia del trazado actual
con respecto al de 1993 es que ahora también se
reconocen los Caminos que han dejado de usarse por estar
inundados por el actual embalse. Por otra parte, es la
UNESCO la que exige que no se destruya ni se inunde
ninguna parte del Camino.
La
identidad de los pueblos se basa en elementos
patrimoniales tangibles e intangibles. Pues bien, aquéllos
que solicitan la destrucción del Camino de Santiago lo
que piden es que desaparezca una parte de la
identidad, no sólo de la Jacetania o de Aragón,
sino de la Europa de la que cada año los cincovilleses
decenas de millones de euros en subvenciones.
La
propuesta de traslado de elementos patrimoniales
hoy por hoy es rechazada por todos los expertos
en la materia ya que ello supone desvirtuar el
monumento desplazado, que queda fuera de contexto.
En la mayoría de las ocasiones, los traslados dan lugar
a desnaturalización de los elementos y a pérdida
de información. Un elemento patrimonial no lo
forman sólamente los edificios en sí, si no también
los elementos del paisaje que lo rodean, dándole
coherencia, unidad y sentido. Por otra parte hay
elementos que no se pueden trasladar como los
yacimientos arqueológicos.
Así
pues, los que apoyan la inundación y desaparición
de un bien cultural de tamaña importancia no pueden por
menos de calificarse de gentes de escasa
conciencia cultural poseedores de una periclitada
concepción del valor del patrimonio cultural. Lo
más grave del asunto es que son cargos públicos, que
deberían velar por la conservación del patrimonio, los
que piden que se cometa este despropósito.
Realmente
el egoísmo de algunos que ya se han lucrado con
el sufrimiento de sus convecinos de la Jacetania no
tiene límites. Parece que no es suficiente con haber
anegado 2400 Ha de las mejores tierras de cultivo de
la Jacetania, con haber echado a 1500 personas de
sus casas, con intentar boicotear los proyectos de
desarrollo de la Jacetania. Para colmo, quieren que
nuestro patrimonio cultural, que no nos pertenece en
exclusiva pues es de toda la humanidad, sea destruido
para el interés particular de unos cuantos
"capos" regantes caza primas. Les parece más
importante regar 6.400 míseras hectáreas de
subvenciones en interés particular de unos pocos que
conservar y potenciar el Patrimonio cultural.
Sospechamos que el supuesto interés general real
consiste en acumular agua para el trasvase, lucro
para algunos que como Luis Ciudad (presidente de
los regantes de Bardenas) negociará con catalanes y
valencianos gracias a Yesa recrecido y al
trasvase, indisolublemente unidos.
En
todo caso ni Ejea ni Cinco Villas son quienes para decidir
sobre el patrimonio y el futuro de un territorio que no
es suyo y del cual ya han obtenido grandes beneficios
sin dar nada a cambio.
El
desarrollo de los pueblos es legítimo siempre que no
sea a costa de los demás: lo contrario se llama colonialismo.
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