JACA.- Pedro Arrojo, doctor en
Ciencias Físicas, presidente de la Fundación Nueva Cultura
del Agua y fundador de Coagret, ha visto reconocida su labor
en el ámbito internacional con el Premio Goldman, el Nobel
de la ecología, que él esta compartiendo con todos los
colectivos que apuestan por un uso racional del agua. “Es un
gran honor y una enorme responsabilidad”, afirma.
Pedro Arrojo está
compartiendo su Premio Goldman con todos los colectivos a
los que ha aportado su mensaje de lucha y talante
negociador, sus sentimientos y sus soluciones de un uso
racional de ese recurso tan valioso que es el agua. En Jaca
recogió la escultura “Venero 2003” que le entregó la
Asociación Río Aragón contra el recrecimiento de Yesa e
intervino en la manifestación del 11 de mayo contra los
grandes embalses. “El Goldman es un premio que hay que
valorar en su contexto, el Año Internacional del Agua, y en
sí mismo, pues se considera el Nobel de la ecología. Nos ha
caído un gran honor y una enorme responsabilidad.
El mundo mira en estos
momentos hacia Aragón, el valle del Ebro y Cataluña, hacia
esta nueva cultura del agua que, naciendo en el valle del
Ebro como el regeneracionismo de
Costa, pasa a ser referencia mundial”, explica. “Es una
responsabilidad de liderazgo que me da mucho miedo, pero
también es hermosa y nos debe animar a perseverar en esta
lucha en la que todavía nos queda la parte final”, comenta y
aunque está seguro de su dureza, “no será tan amarga como la
travesía del desierto que mucha gente en la montaña y en el
Delta tuvieron que pasar en soledad, desde esa incomprensión
de muchos de sus conciudadanos, de mucha gente que nos veía
como traidores a nuestra propia tierra”.
En estos
momentos le preocupa de la situación mundial lo que resume
“la frase de la escritora estadounidense Premio Príncipe de
Asturias Susan Sonntag, cuando dice “atención, ciudadanos
del mundo, en mi país está naciendo el nuevo fascismo del
siglo XXI”. Es tan espeluznante que al principio no te
lo crees, pero piensas que Bush ha sido elegido y está
haciendo guerras en el mundo en nombre de sí mismo, que en
Italia se elige a Berlusconi, en Austria, a un partido
fascista y en las civilizadísimas Holanda o Dinamarca ocurre
algo parecido. Entonces, con la gran tragedia que es el
señor Aznar en el poder en esas posiciones brutales y, al
mismo tiempo, vergonzantes, se pasa de la vergüenza a la
preocupación”. Asegura que “vivimos tiempos de transición,
que son siempre de esperanza e ilusión, pero también de
incertidumbre. El problema es cuando la incertidumbre es
predicada por los grandes poderes del mundo en forma de
miedo a ser libres, a participar. La esperanza son las
manifestaciones, con muchos jóvenes otra vez en la calle,
que se confrontan a la sociedad del miedo para hablar contra
el racismo y la guerra, o defender la nueva cultura del
agua. Ahí es donde me reconozco”. |