Opinión
El Periódico de Aragón, 3-XII-2003
Nos jugamos mucho en Bruselas
 

Pedro Arrojo Agudo

Presidente de la Fundación Nueva Cultura del Agua

  •  A Aznar le importa poco cuántos hectómetros cúbicos saldrán del Bajo Ebro o hasta donde llegarán. Lo que hoy le interesa es el visto bueno de Bruselas y el dinero contante y sonante de los fondos europeos
 
El 7 de diciembre nos jugamos demasiado en Bruselas para permitirnos divisiones, indecisiones o tibiezas. Creo sinceramente que, a veces, en el calor del entusiasmo, perdemos de vista el poder de nuestros adversarios. El PP tiene en su política de grandes trasvases hacia el Mediterráneo demasiados intereses económicos y políticos para permitirse el lujo de perder la batalla de la financiación sin emplear hasta el último de sus recursos de poder y de chantaje sobre la Comisión Europea. Y nos equivocaremos si pensamos que el fuerte desprestigio del Sr. Aznar en Europa conlleva un debilitamiento significativo en sus capacidades de presión.

Ciertamente el Gobierno del PP está consiguiendo dejar hecha unos zorros, no sólo nuestra política europea, sino nuestra política exterior en general. Sin embargo, tanto Prodi, como Chirac o Schröeder, más allá de la valoración que les merezca el Sr. Aznar, necesitarán, tarde o temprano recomponer, en la medida de lo posible, la cohesión de la Unión antes de que se produzca la próxima integración de los nuevos países miembros; y esa circunstancia brinda nuevas oportunidades al Gobierno del PP para apretar chantajes e intercambiar cromos a cambio del desbloqueo de fondos para los trasvases.

A estas alturas, al PP le importa poco cuántos hectómetros cúbicos acaben saliendo del Bajo Ebro, o hasta donde lleguen. Lo que hoy le interesa al Gobierno es recibir el visto bueno político de Bruselas y el dinero contante y sonante de los fondos europeos. No hay problema en que ese visto bueno quede condicionado por drásticas limitaciones que incluyan severas restricciones del volumen trasvasable. Al fin y al cabo, la cuestión clave es disponer antes de las elecciones generales de un argumento que los poderosos medios de comunicación en sus manos se encargarán de maquillar y presentar como un gran éxito del Sr. Aznar.

RESPECTO A la otra clave, el dinero contante y sonante, es ya una promesa largamente esperada por esa gran y esa pequeña patronal del ladrillo y del hormigón en el litoral, que sustentan buena parte del poder político del PP a nivel estatal. No debemos olvidar que la soberbia y la prepotencia de este Gobierno, al no prever proyectos razonables alternativos para el uso de esos fondos europeos, empiezan a poner en peligro el cobro final de los mismos.

Por otro lado, es cierto que nunca tuvimos tantos recursos políticos como hoy frente al Gobierno central y frente a las posibles debilidades de la Comisión. La amplia victoria electoral de las fuerzas antitrasvasistas, tanto en Aragón como en Cataluña, ofrecen hoy la posibilidad de un inminente frente institucional DGA-Generalitat que puede multiplicar nuestras fuerzas, tanto en clave nacional como internacional. En clave nacional supondría un reforzamiento de las posiciones antitrasvasistas en los difíciles debates internos de los partidos y sindicatos estatales. Pero en clave europea se haría difícil para la Comisión Europea ignorar a un movimiento tan potente socialmente con un apoyo institucional tan significativo.

SIN EMBARGO, esas mismas perspectivas, unidas a la posibilidad de perder cuando menos la mayoría absoluta en las próximas elecciones, aceleran la urgencia del Gobierno en su exigencia por desbloquear esos fondos. Por ello hoy el nivel de presión ejercido por el Gobierno sobre la Comisión no tiene precedentes.

A lo largo de estos años de lucha, jamás habíamos afrontado desde el movimiento por la Nueva Cultura del Agua una coyuntura tan compleja, difícil y decisiva. Cualquier fisura en la movilización, cualquier desfallecimiento o cualquier exceso de confianza pueden ser fatales. Por otro lado, el posible inicio inminente de obras en Yesa y Biscarrués aparece en escena. No entender esta maniobra del Gobierno en este contexto sería grave, más allá de la posición que se tenga frente a esos proyectos. Desde los medios expertos en materia de gestión de aguas, resulta evidente que tales embalses, lejos de ofrecer caudales regulados para cientos de miles de nuevas hectáreas de regadíos --previstas en los planes hidrológicos pero claramente negadas en los Planes Nacionales de Regadío--, están conectados de forma clara con las prioridades trasvasistas del Gobierno. Desde los movimientos por la Nueva Cultura del Agua también venimos advirtiendo que semejante crecimiento de regadíos, sobre la base de inundar valles habitados e incluso pueblos (Sigüés y Erés) y arruinar la sostenibilidad del Delta del Ebro, son tan indefendibles desde la legislación europea como lo son los trasvases. Pero, más allá de esas consideraciones, lo que todos debemos comprender, hoy más que nunca, es que, divididos, seremos "casa caída", como dice la canción de la Ronda de Boltaña. Hoy más que nunca, debemos tener la inteligencia colectiva suficiente para entender y rechazar la maniobra de división fratricida que el Gobierno pondría en marcha con ese posible inicio de obras. Ante esta compleja situación y ante tan decisivos retos sólo hay una respuesta, una sola moneda con dos caras: movilización unitaria masiva en Bruselas y diálogo social en Aragón sin demora.

*Presidente de la Fundación Nueva Cultura del Agua

 


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