Opinión
El Periódico de Aragón, 29-I-2004
¡Vale ya!
 

Pedro Arrojo

 

  • Con sus palabras, Gustavo Alcalde imputa a personas de reconocido prestigio ciudadano y a organizaciones que constituyen la base de nuestra vida democrática, una pretendida colaboración con el terrorismo

Recientemente el Sr. D. Gustavo Alcalde, secretario general de PP en Aragón, relacionaba públicamente, en un acto de su partido en Caspe, a los movimientos y personas que se oponen a la construcción de grandes embalses con Herri Batasuna.

Personalmente me siento insultado gravemente. Pero si quiere que le diga la verdad, D. Gustavo, el nivel personal no me preocupa demasiado, pues no creo que este tipo de insultos puedan dañar el concepto que de mí tengan quienes me conocen. Ya en el debate del Consejo del Agua de Cuenca, en la Confederación Hidrográfica del Ebro, el representante de Aguas de Navarra se dirigió a mí, hablando de "esos científicos que tienen la conciencia manchada de sangre" a propósito de mis críticas técnicas al embalse de Itoiz. En aquella ocasión, un miembro de su partido se levantó discretamente y fue hasta este señor para explicarle al oído que yo era un defensor practicante de la lucha No Violenta. Antes de que yo llegara a intervenir, el mencionado señor se apresuró a pedir disculpas públicamente. Sin duda, son otros tiempos, y hoy, al parecer, el Partido Popular ha cambiado, no sólo sus tácticas, sino también sus actitudes políticas y su concepto de la dignidad y del respeto democrático.

Por si usted no lo sabe (como el señor del que le hablaba), personalmente pienso que los conflictos sociales y políticos deben siempre ser resueltos por la vía del diálogo. Desgraciadamente, muy a menudo, los poderosos no asumen este punto de vista y se creen legitimados (en el mejor de los casos por las urnas, y en otros muchos casos por su dinero y su poder, simple y llanamente) para imponer sus decisiones (acordes generalmente a sus intereses), aunque ello implique graves quebrantos a personas y comunidades (quebrantos que a veces implican incluso transgresiones de los derechos humanos individuales y colectivos). En esos casos, entiendo que los oprimidos tienen, no sólo el derecho, sino el deber de luchar; pero desde la No Violencia. Esto, como usted bien sabe (y si no, espero que alguien de su entorno se lo explique), no sólo lo pienso, sino que lo practico y lo he practicado, aún a costa de ciertos sacrificios, comisarías, algún palo que otro y algo de hambre en ocasiones. Pero el objetivo de esa lucha No Violenta es el diálogo. El objetivo es ganar la fuerza social y moral suficiente para que el poderoso baje de su prepotencia y se avenga, desde el mutuo respeto, al diálogo.

En todo caso, como le decía, el nivel personal es el que menos me preocupa. De hecho, estoy seguro de que para ustedes, ese aspecto es, al menos en este caso, el menos relevante. Lo que si me preocupa, y mucho, es el daño que ustedes están haciendo con esta forma de "hacer política" (forma de hacer que sin duda deshonra a la política), no sólo a determinados movimientos sociales, sino a la vida democrática. Con sus palabras, usted imputa a personas de reconocido prestigio ciudadano y a organizaciones sociales que constituyen la base de nuestra vida democrática en Aragón, una pretendida colaboración o simpatía con el terrorismo que resulta insultante e inaceptable, para todos y para esta democracia que tanto nos costó conquistar.

El PP en Aragón, con este estilo agresivo que viene practicando el Sr. Aznar desde hace tiempo, parece querer distraer la atención electoral de los ciudadanos, eludiendo asumir sus responsabilidades en la imposición de esas políticas de hechos consumados que hace años anunció el Sr. Cañete, con tanta arrogancia como mala educación; políticas hidráulicas presididas por esos trasvases del Ebro que alimentarían oscuros negocios en el litoral mediterráneo y que el pueblo aragonés viene rechazando con democrática contundencia.

Más allá de tener una posición u otra, respecto a esas obras más polémicas del Pacto del Agua, que suponen inundar pueblos y valles habitados, creo que somos muchos los que nos sentimos en el derecho de exigirles respeto a las personas, a los movimientos sociales y a las normas de la convivencia democrática. Respeto a los científicos (muchos, de alto prestigio nacional e internacional), a los colectivos ciudadanos y a los partidos políticos que se oponen a estas obras desde ese Movimiento por una Nueva Cultura del Agua, que marca el presente y el futuro de la modernidad en materia hidrológica en el Mundo (aunque ustedes no quieran o no les interese entenderlo). Ya vale de criminalizar a cuantos discrepan de su política. Simplemente no es admisible en democracia presentar al discrepante como traidor, antipatriota, mezquino y otras lindezas a las que el Sr. Aznar nos tiene acostumbrados últimamente. Por otro lado exigimos al PP respeto a quienes, desde posiciones favorables o contrarias a la construcción de estas grandes presas, promovemos el diálogo social y político como único camino para resolver en Aragón nuestro problemas, al tiempo que respaldamos los esfuerzos por preservar la unidad del movimiento ciudadano contra el actual PHN impuesto por el Gobierno del PP. Este es probablemente el objetivo central de sus provocaciones: romper esa unidad ciudadana que les ha puesto contra las cuerdas en Aragón y en Cataluña. Espero que no lo consigan.

Sr. D. Gustavo Alcalde, deben ustedes reflexionar, no sólo sobre sus errores en materia hidrológica, sino sobre ese estilo de hacer política que han asumido, bajo el liderazgo prepotente del Sr. Aznar, en el que todo parece valer, incluida la mentira sistemática. La forma en que el Gobierno ha intervenido ante la crisis del Prestige y la forma en la que se nos ha mentido para, pretendidamente, justificar nuestra participación en esa guerra de Irak, parece ahora aplicarse a la política aragonesa con la misma prepotencia y descaro de la que ha hecho gala su partido en la política española, tanto a nivel interno como internacional. Recuerde, rectificar es de sabios, y no de débiles.

*Profesor del Dpto. de Análisis Económico de la Univ. de Zaragoza y Premio Goldman 2003 para Europa

Asociación Río Aragón-COAGRET