Heraldo de Huesca, jueves 28 de septiembre de 2000

PILAR POBLADOR. PROFESORA DEL DEPARTAMENTO DE HISTORIA DEL ARTE DE LA UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA

Camino de Santiago y Yesa

"Trasladar las ermitas es crear una especie de Disneylandia"

La profesora de historia del Arte en la Universidad de Zaragoza, Pilar Poblador, considera que trasladar las ermitas del Camino de Santiago tal y como propone el plan de restitución del recrecimiento de Yesa convertirá la ruta jacobea en "una especie de Disneylandia", y la despojará de su significado histórico y espiritual. Para esta especialista resulta "contradictoria" la política que está impulsando la DGA para conservar y revitalizar el sendero compostelano, si al mismo tiempo no se "lucha por mantener vivos los caminos desde el punto de vista cultural y natural", y se deja morir en la ruina y el olvido a núcleos como Ruesta, Escó y Tiermas que sus habitantes se vieron obligados a abandonar en los años 60 con la construcción de Yesa.


La profesora de historia del Arte en la Universidad de Zaragoza, Pilar Poblador, y colaboradora de Acción Pública para la Defensa del Patrimonio Aragonés (APUDEPA), se muestra muy crítica con un plan de restitución del recrecimiento de Yesa que, entre otras medidas, propone trasladar las ermitas del Camino de Santiago que quedarían anegadas por las aguas del embalse. La normativa internacional, y en concreto la Convención de Granada de 1985 de la UNESCO, que España firmó, recomienda que no se trasladen monumentos, y además Pilar Poblador entienden que concurren "problemas técnicos añadidos" que desaconsejan este tipo de intervención. "En las ermitas resulta inviable desmontar sillarejo por sillarejo para que luego cada uno pueda más o menos encajar. Lo que no se puede hacer es desmontar cada sillar, y mucho menos un yacimiento arqueológico", afirma.

A esta reflexión añade otros inconvenientes, "porque hay problemas de erosión graves, ya que estas ermitas están en fondos de valle, zonas recoletas, y al colocarlas más arriba estamos cambiando todo un microclima al que la piedra estaba acostumbrada, y evidentemente la lluvia y el viento la atacan mucho más, con lo que su conservación se complica". En su opinión lo ocurrido en Egipto con la presa de Asuán, alerta del riesgo que el Camino de Santiago corre de perder su identidad. "Los dos templos trasladados de Ramsés II y su esposa Nefertari se han convertido en una Disneylandia, te encuentras con una especie de campo militar con gente con metralletas, y curiosamente todo el mundo le presta más atención a una montaña artificial que crearon para embutir el templo espedo, enclavado en la roca, que a lo verdaderamente importante. Los templos se quedan en una mera anécdota. Es lo que en gestión cultural llamamos disneyficación, convertir en una especie de Disneylandia los elementos de la historia y cultura de unos pueblos".

Ante la situación actual de los núcleos que quedaron despoblados con la creación del embalse de Yesa, como es el caso de Tiermas, Escó y Ruesta, afirma que "es hora de paralizar su degradación y luchar por mantenerlos vivos porque son páginas irremplazables de nuestra historia como aragoneses". Argumenta que estos pueblos ligados estrechamente a la ruta de peregrinación están declarados Bien de Interés Cultural, "la máxima categoría legal que establece no solamente la legislación española, sino la recién creada Ley de Patrimonio Cultural de Aragón de 1999 que acaba de cumplir un año", y denuncia que a pesar de este nivel de protección el Ejecutivo autónomo no toma ninguna medida para evitar la desolación y ruina de las casas e iglesias que todavía se mantienen en pie.

Acerca de Ruesta comenta el "contrasentido" que plantea tener abierto un albergue de peregrinos, y toparse con "un hermosísimo logotipo en el que interviene el Gobierno de Aragón", y sin embargo no poder visitar ni la iglesia "que por su mal estado está cerrada y se ha convertido en un almacén para bicicletas y botellas". "Ruesta pertenece en propiedad a la CHE y es lo que hace que evidentemente se estén derribando las casas. Las casas no se han caído por el paso del tiempo, se están tirando, y tirar una casa desde el punto de vista legal se denomina expolio. El expolio es toda acción u omisión que destruya el patrimonio cultural de cualquier bien, y para mí es un delito legal y además moral, porque estas casas tuvieron su propietario y en muchas ocasiones incluso algunos de ellos viven y sus familias también".

Por razones personales y profesionales Pilar Poblador está especialmente sensibilizada con el "drama humano" que supuso el abandono de Tiermas, que es aplicable a otros pueblos. Debido a la amenaza que se cernió sobre Tiermas, Escó y Ruesta durante décadas, las familias se vieron imposibilitadas de realizar obras en sus casas, lo que frenó radicalmente su desarrollo. "La gente intentó quedarse hasta el punto de que se guardaron las llaves de sus casas, me recuerda la expulsión de los judíos, porque ellos pensaban que iban a volver. Estamos hablando de una expropiación que se inició en el año 1929, no había sucedido la guerra civil española, y fueron realizadas las primeras tasaciones y la CHE notificó a los expropiados que cada una de las mejoras que iban a hacer en sus fincas no iban a ser tasadas. La expropiación final fue realizada en los años 60. Esto ha sido un auténtico drama humano, y ha hecho que desde el punto de vista cultural se hayan conservado de una forma casi como si fuera un viaje al pasado. Al no poder mejorar las fincas, al no contemplarse en las futuras tasaciones, dio como resultado que los tres núcleos quedaron paralizados a principios de siglo".

La historia de Tiermas está marcada además por otro capítulo, su venta al Ayuntamiento de Sigüés, "una compra que se hizo en 1983, se incluían 144 casas, 29 hectáreas de terrenos y un cámping, y todo ello fue vendido por 3,7 millones de pesetas, y además con una subvención de la DPZ. Lo cierto es que desde mi punto de vista de gestor cultural, aquí hay un problema grave, Sigüés es un pueblo de 80 habitantes, y ¿cómo un pueblo de 80 habitantes puede hacerse cargo de otro de 144 casas?," opina. Pilar Poblador concluye que cuando los "afectados morales" están todavía en los tribunales intentando luchar por recuperar sus casas, las propuestas contenidas en el plan de restitución de Yesa no significan otra cosa más que vender este vestigio de la historia aragonesa "al mejor postor". "El ex presidente de la CHE, Tomás Sancho, vendió el recrecimiento prometiendo 5.500 millones de pesetas para un proyecto que ahora resulta que se han rebajado a 2.000, y sólo han pasado seis meses, y además quería hacer un pueblo-hotel y pretendía regalar Escó a la Universidad de Alicante, como sin con Terra Mítica y el agua que se llevan de nuestro territorio no tuvieran bastante, querían un testimonio allí mismo donde se recoge".