Los tribunales de
Justicia han hecho de Santaliestra un proyecto
condenado, perfecto combustible para uno de esos
pleitos interminables que se sabe cómo empiezan
pero no cómo acaban. Y la Fiscalía de la
Audiencia Nacional ha preparado un informe en el
que, según lo que se va sabiendo, también
machaca a modo el recrecimiento de Yesa. Así, la
interpretación del Pacto del Agua a cargo de la
Administración central se está yendo al garete,
aunque a su estrepitoso naufragio respondan el
Gobierno de Aznar, la CHE y el PP (que hoy vienen
a ser la misma cosa) con la típica obstinación
carpetovetónica del sostenella y no enmendalla.
Estos pantanos peperos huelen a trasvase y a
intereses creados que apestan, pero lo malo no es
sólo eso, sino el hecho de que, cuando los
municipios pirenaicos afectados litigan y ganan
los juicios, los Señores de la derecha, lejos de
rectificar, sostienen la apuesta y amenazan a los
aragoneses: o lo nuestro, o nada. Muy mal rollo,
conciudadanos; malo de verdad.
Los fallos
judiciales contra Santaliestra merecen alguna
reflexión. La sentencia de la Audiencia Nacional,
que desautorizó el proyecto técnico del embalse
era tan dura como dramática: advertía de
posibles riesgos en la seguridad de la presa.
¿Les parece poco? Los expedientes de estos
grandes pantanos, acelerados oportunistamente al
calor del PHN, son chapuzas evidentes en las que
apenas se disimulan intereses económicos y
políticos que enlazan al actual Gobierno de
España con la alta burocracia hidrológica y los
concesionarios de caudales (amén de quienes
aspiran a gestionar el ciclo del agua en las zonas
urbanas). Aferrarse a ellos es ir a ninguna parte.
Hace falta replantearse la situación y asumir que
para regular la Cuenca del Ebro es imprescindible
negociar los proyectos entre las partes
directamente afectadas y buscar alternativas
intermedias (que, digo una vez más, las hay). El
PP debe sumarse a la comisión de las Cortes que
revisa el Pacto, y la dirección de los regantes
tendría que plantearse si lo que quiere es ser la
palanganera en esta orgía hidráulica de los
conservadores o atender a medio plazo las
necesidades razonables de los agricultores. A ver
si nos aclaramos.
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