Opinión
YesaNo.com, 2-XII-2003
A Bruselas
 

M.ª Victoria Trigo Bello

Asociación Ebro Vivo - Coagret
 

            Nos vamos a Bruselas. De nuevo el clamor contra el Plan Hidrológico Nacional rebasará el domingo día 7 de Diciembre la frontera de los Pirineos. También rebasará la frontera de la estrechez de miras de quienes dentro de Aragón insisten en perpetuar viejos esquemas incongruentes y más propios de figurar en un museo de nostalgias que en los planes de un gobierno autónomo que dice oponerse al trasvase del Ebro. 

            Los aragoneses volvemos a Bruselas con la bandera del Ebro y con las de todos los ríos que en él se contienen. Vamos a abrazarnos con los compañeros de las Terres de l'Ebre y con todos los que aportan sensibilidad y alternativas para preservar lo todavía salvable de los ríos. Vamos a clamar contra todo trasvase, incluido el trasvase deliberadamente menos divulgado, el de la retaguardia, el de los grandes almacenes para garantizar caudales. Sí, me refiero al Pacto del Agua que, por exigencias de un guión salvacionista de tubos y compuertas, cuenta con el rotundo beneplácito del Partido Popular.

            Llevamos a Bruselas un mensaje nítido y sin equívocos, un mensaje que ha de ser protagonista en sí mismo y que no podemos degradar a pantalla para promoción de mensajeros oportunistas. Llevamos a Bruselas un mensaje con vocación y posibilidades para albergar bajo la Nueva Cultura del Agua todos los planteamientos que partan de la premisa del respeto, especialmente hacia los territorios explotados en beneficio de otros receptores de prosperidad y que paradójicamente, lejos de reconocer el sacrificio ajeno impuesto y no compensable que han supuesto y suponen los grandes pantanos, lejos de comprender la urgente y responsable necesidad de cambiar a un modelo de cívico entendimiento, se atrincheran en un cerril autoritarismo demandante de más agua, de más expolio de los escenarios donde hasta ahora ha sido más fácil imponer la sinrazón. Y Aragón, con la esperpéntica consigna de la unidad en torno a un Ebro sangrado en su norte, sigue sin árbitro en una tensión que, ante la ausencia de una voluntad institucional para el debate, ante la negada moratoria para las obras conflictivas, sólo quebrarán los tribunales y la presión ciudadana que de diversos modos, aunque sea con las tripas aguachinadas de ayuno y con el dolor de las máquinas mordiendo por el Gállego o por donde se le antoje al poderío, vamos a continuar esgrimiendo argumentos y clamando sin cuartel por la dignidad de la montaña, dignidad extrapolable a todo el medio rural.

            Cuestiónese el Gobierno de Aragón cómo se va a interpretar en Bruselas su ausencia en esta ocasión. Cuestiónese cuánto tiempo más va a perpetuar en nuestra comunidad su discurso de división y hormigón. Cuestiónese -y cuestionémonos- qué diferencias existen entre la Confederación Hidrográfica del Ebro y las actuaciones que desde el Pignatelli se propugnan y consienten para nuestros afluentes, tributarios geográfica y emocionalmente del Ebro.

            Nos vamos a Bruselas. Nos vamos con todos los ríos, con todos sin excepción.

Asociación Río Aragón-COAGRET