Presentación del PALOTIAU DE LANUZA

Lanuza. Enero de 1978. José el cartero con su hija Rosa, y Dominica, y Pedro, de casa Chacán abandonan con gran pesar su pueblo. Un mes antes, en diciembre, Orosia ha seguido los pasos de sus hijos y nietos, Marcos, Angelines, Silvia y Javier. Las suyas, fueron las últimas huellas en la nieve que cubría las calles de Lanuza. El pantano comenzó a llenarse y las 30 casas del lugar vieron marchar a sus 147 moradores. El agua no inundó las calles, pero sí su medio de vida. Años después, desde el dolor de ver las piedras caídas, han conseguido reconstruir con sus propias manos la iglesia, y siguen luchando por mantener vivas sus raíces.

Junto a Jánovas, Lanuza fue el último pueblo del Pirineo abandonado a causa de un pantano. Pero otros muchos les habían precedido, dejando un mapa plagado de espacios vacíos, silencios y dolor. Tiermas, Ruesta, Esco, Búbal, Saqués, Polituara, Mediano, Barasona... Hoy, las heridas siguen sin cicatrizar.

Desde Lanuza están con nosotros Marcos, de casa Tomasé, Emilio, Pascual y Fernando de casa Cayetano; Pepe y Javier de casa Arruebo; Benito, de casa Navarro; Pedro y Ramón de casa Duque; Luis, de casa Pepe, Jesús de casa Tortuga, Sergio, de casa Chacán y David, de casa Anchaín.

También han venido de Sallent, el Pueyo, Jarlata, Castiello, Sabiñánigo y Jaca. Hoy, cuarenta montañeses en homenaje a todos los pueblos perdidos de nuestros valles, bailarán el palotiau de Lanuza. Hoy, cuarenta montañeses, trucarán mas fuerte que nunca, NO MÁS PUEBLOS ABANDONADOS, NO MÁS PUEBLOS INUNDADOS.

Jaca, 8 de enero de 2000
 
 

Asociación Río Aragón