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Comando
Cucaracha, durante el concierto que dieron el pasado
fin de semana en Artieda. - L.P. |
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Luisa PUEYO
JACA.-
Llevan algo más de un año en el panorama musical aragonés y
han logrado su objetivo, revolucionarlo con una música
divertida y bien hecha, aunque ellos son más modestos y
comentan que sólo querían “dar un poco de vidilla en este
ambiente de matojos y cardos borriqueros, como los del
desierto monegrino de Mariano Gavín, el Bandido Cucaracha”. De
él han tomado el nombre, “Comando
Cucaracha”, y de sus seguidores, los “cucaracheros”, el
formato de “colectividad sonora”, en homenaje “a quienes se
atrevieron a inventar otra sociedad”. Se consideran, además,
“hijos de Ixo Rai”, de quienes han heredado, además de una
marcha cañera y juerguista, la pasión por mezclar sonidos de
saxo, trombón, batería, teclados y guitarra eléctrica con
dulzaina, gaita de boto y otros instrumentos tradicionales.
Así, Pepín
Banzo pone la voz, la dulzaina, la gaita de boto y la trompa,
Kike Cruz “Somachi”, la batería, percusión y coros, Nacho
Juárez, el trombón, la dulzaina y coros, Ugeño Gracia, el saxo
tenor, la flauta travesera, el pito de lata y la gaita de
boto, Bitor Murillo, el bajo eléctrico “… y por ahí”, Agostín
Lois Valero, la dulzaina y la gaita de boto, y Carlos
“Subcomandante Sonero”, los coros, “alikatadas varias” y “botigueta”.
Pepín y
Kike, en nombre de todos, explican que con “Comando Cucaracha”
aportan “un poco de chispa, alegría, juerga… que nunca viene
mal”, y para eso utilizan “el humor somarda, que es el que nos
gusta”. “Es el somarda power”, comentan, con el mismo espíritu
jocoso con que se mueven en sus conciertos. Es su forma de
hacer crítica y abordar aspectos de la sociedad o situaciones
de gentes en particular. “Nuestros temas se inspiran en la
vida diaria y en lo que vemos, como lo que supone un pantano
para un pueblo”, tema de “Isla Aneto” o “A la calle”, pero
también hablan de gentes como Alodia la fumeta, el abuelo que
se larga de casa porque quiere autodeterminación, Balbino
Pedo, en cuyo epitafio figura que “no bibió guaire, pero
zorrupió un muntón”, o el sonero Papá Montero.
Estas y
otras canciones forman parte del único disco de la formación,
grabado a final de 2004. Su título “¡¡Todos al monte!!” es
significativo: “fue idea de nuestro amigo Flip, de “Ixo Rai”,
porque Mariano Gavín fue un hombre que se echó al monte para
no hacer lo mismo que los demás, tragar y callar”. No es ésta
la única relación con “Ixo Rai”, del que proceden Pepín Banzo
y Ugeño Gracia, porque otros músicos de la desparecida
formación, Flip, Jota y Juanito Ferrández, han colaborado en
el disco, al igual que lo han hecho componentes de “La
Orquestina del Fabirol” y “Skabeche Riber Band”.
En la
música de “Comando Cucaracha” hay un poco de todo, sones de
rumba, pasodoble, rock and roll, heavy, balada y, en este
eclecticismo, hasta la audacia de una invención de Pepín, la
fusión de jota y ranchera, con la que se explican en una
peculiar ronda, los problemas del de Mallén que se compró un
camión. “Estamos seguros de que la jota-ranchera va a calar, y
ahora queremos fusionar el reggae con la jota “Palomica”, de
José Iranzo, el Pastor de Andorra. Va a ser mejor que “La
Bomba” o “Macarena” seguro”, bromean, y en esta línea,
preguntados sobre sus aspiraciones a hacer la canción del
verano, responden con rotundidad: “¡totalmente!”.
Sin
embargo, lo cierto es que nada está más lejos que esto de su
filosofía como artistas. “La gente nos va conociendo poco a
poco porque nuestra música no está en las radio-fórmulas ni en
los circuitos comerciales. No nos interesa. Tocamos para la
gente que, además de estar comprometida con lo que le rodea,
quiere divertirse”, dice Kike, y Pepín apostilla: “las
radiofórmulas, para Bisbal”. Cada componente del grupo toca en
otras formaciones, pero “Comando Cucaracha” les permite “ser
como somos, expresarnos como nos gusta y hacer conciertos
divertidos, y creo que esto lo transmitimos”.
A las
reivindicaciones que apoyan –como la oposición al
recrecimiento del embalse de Yesa, que expresaron en su
reciente concierto de Artieda organizado por Asociación Río
Aragón dentro de la campaña “Ríos de Cultura”-, suman otra,
que se haga más hincapié en la música en aragonés y de Aragón.
“Se firmó hace no mucho un manifiesto para que siempre que
actúe en Aragón un grupo de fuera, se incluya en el contrato
un grupo de la tierra, uno por uno, pero parece que esto no se
está cumpliendo. Esto ayudaría mucho a grupos que están
empezando y que merecen una oportunidad”.
Ellos, por
su parte, cuentan con numerosas actuaciones a sus espaldas y
otras por venir en Aragón, como la próxima de Barbastro, el
día 3, pero en dos ocasiones han dado conciertos fuera de su
territorio, una en Tarragona y otra, en Toledo. “De frente, el
Alcázar, y al otro lado, Leticia Sabater y Las Supremas de
Móstoles. Nosotros fuimos con otro grupo aragonés, la Bogus
Band. No sabíamos qué pintábamos allí, pero les contamos
nuestra historia, la de los pantanos y el trasvase, y no les
sonó a chino porque tienen problemas parecidos. Fue un pedazo
de actuación, una auténtica fusión”, aseguran. Y eso que “en
el centro y sur, no tienen muy bien estudiado esto mezclar
batería, bajo o guitarra eléctrica con dulzaina, que requiere
un micro especial y en una posición también especial, gaitas y
demás”.
Esta
combinación instrumental, los bailoteos constantes, unas
letras que si no están por completo en aragonés –“Balbino
Pedo”, “La fin”- , tienen muchas expresiones de esta lengua,
de esas que salen con naturalidad, y una puesta en escena en
la que los “efectos especiales” son un pedazo de bota de vino,
un espadón, fotos de imágenes televisivas, un cachirulo de
casi un metro de altura o unos sombreros mexicanos, es lo que
hace diferente a “Comando Cucaracha”. La invitación a verlos
en directo no puede quedar más clara.
Luisa PUEYO |