Los
últimos acontecimientos en las urnas nos van a deparar a los
aragoneses una celebración de la fiesta de nuestra Comunidad
Autónoma sin tener que compartir la alegría del encuentro en
la Plaza del Pilar de Zaragoza con la reivindicación y la
protesta por causa Plan Hidrológico Nacional del
imperialismo salvacionista del Partido Popular.
Aragón
vive este año la fecha del veintitrés de Abril con el balón
de oxígeno de saber que el proyecto del trasvase del Ebro
-al menos por ahora y confiemos en que por siempre...-
figura en la historia pasada de los atentados hidráulicos.
Sin embargo, pese a la relajación que la nueva situación
pueda propiciar en los colectivos ecologistas y en la
ciudadanía en general, hay que mantener el espíritu
positivamente crítico que un elemental ejercicio de
observación puede suscitar en cuantos entendemos que hemos
de permanecer en una moderada alerta, es decir, sin bajar la
guardia del todo.
Desde la
Confederación Hidrográfica del Ebro, los últimos hálitos de
poder de su todavía Presidente, José Vicente Lacasa, siguen
lanzando mensajes sobre las expropiaciones en Artieda,
mientras en nuestra Comunidad, a diferencia de lo que nos
cuenta la prensa que está sucediendo en Cataluña, por
ejemplo, desconocemos cuáles son las obras alternativas a
las previstas y que tanta confrontación han generado -en
síntesis, qué hay en vez del recrecimiento de Yesa a
cualquier cota, qué hay en lugar del pantano de
Biscarrués...- en las cuales invertir los fondos
correspondientes.
Este año
2004, San Jorge llega sin pancartas en el lanzón. En este
clima de distensión, ¿podremos, por fin, embalsamar con
ellas al dragón del Pacto del Agua y convertirlo en una
momia para el museo de los errores? |