Heraldo
de Aragón, 11-IV-2002
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Carta
abierta a los manifestantes de Ejea M.ª
Antonia Antoranz Onrubia
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Dice un refrán
popular:" Es de bien nacidos el ser
agradecidos". El día siete de abril se
celebró en Ejea de los Caballeros, con una
concentración y una fiesta, la llegada del agua
del pantano de Yesa a sus campos cambiando,
según ellos mismos dicen, la pobreza de la zona
por la riqueza y el bienestar que en la actualidad
gozan. Y me pregunto yo ¿No hubieran debido mejor
hacer un homenaje a las personas que tuvieron que
abandonar sus casas y sus bienes y sus
costumbres y a sus vecinos y amigos para que ellos
alcanzaran este bienestar del que ahora presumen?
Los que ven llegar el agua a sus campos ¿piensan
alguna vez las lagrimas que llevan mezcladas?. No
hubiera sido más gentil subir con flores a
Tiermas y a Ruesta o Esco y agradecer a estas
gentes, o sus descendientes, el bienestar que su
sacrificio le ha proporcionado durante años?.
Porque esta es otra. A los pobres de la montaña
se les dio una compensación de saldo y paz y
gloria; sin embargo, si bien miramos, los
receptores del agua reciben desde ese momento una
compensación anual, pues de sus tierras sacan más
beneficios.
Los de la montaña han podido dejar a sus hijos
una herencia de tristeza y a veces de rencor
contra los del llano, la memoria de unas
costumbres, y el recuerdo de la indignidad que en
nombre del bien común sufrieron. Los
"sufridos" receptores de las aguas unas
tierras de regadío que cada año les produce unos
beneficios extra, es decir, cada año se les
indemniza.
La verdad que no parece muy equilibrada la balanza
de la justicia entre el llano y la montaña, ni
muy cabal la conducta de los que festejan la
muerte de parte del territorio de su propio país
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