La delicada situación que ha llevado desde
su inicio el proyecto de recrecimiento de los
grandes embalses del Pirineo, Biscarrués, Yesa y
Santaliestra, con claro rechazo social de buena
parte de su población, y las recientes sentencias
del Tribunal Supremo sobre Santaliestra y el
informe del fiscal sobre Yesa, ambos con informes
durísimos contra altos cargos de la administración,
deberían haber servido, cuando menos, para que el
presidente de la Confederación Hidrográfica de
Ebro mostrase un posicionamiento moderado, más
acorde con lo que Aragón desea –y sobre todo
necesita– de un presidente de la CHE. Con ese
timón no alcanzaremos puerto firme y a buen
seguro que se naufragará como proyecto colectivo.
Hablar tan bravuconamente cuando los jueces están
poniendo en tela de juicio planteamientos y modos
de actuación del anterior presidente de la CHE -y
de otros altos cargos- no deja de ser una
temeridad. La prudencia obliga a callar al actual
presidente.
Hace
muy pocos días el representante de la CHE
declaraba en HERALDO DE ARAGÓN sobre carreteras
nacionales en torno al embalse de Yesa, información
pública y alegaciones... “empezaremos a
tope, a un ritmo fuerte”, matizaba. ¿Cómo
se pueden hacer semejantes declaraciones cuando
esta carretera y las orillas del pantano están
afectados por el trazado del Camino Histórico de
Santiago, caminos Norte y Sur, aprobados por la
UNESCO y que este organismo internacional no ha
modificado? ¿Cómo se puede decir esto cuando el
Sr. Bandarin, Director del Centro del Patrimonio
de la Humanidad de la UNESCO, ha expresado en una
carta personal reciente su preocupación por el
proyecto del embalse que “representa una
amenaza para parte del Camino de Santiago de
Compostela”? ¿Cómo se puede decir esto
cuando el juez que instruye Yesa ha solicitado a
los representantes de las UNESCO en España, es
decir a ICOMOS, Consejo Internacional de
Monumentos y Sitios, información relativa al
proyectado recrecimiento y las afección relativa
al Camino de Santiago? ¿Cómo puede justificar el
Gobierno de Aragón su propuesta del 20 de julio
del 2001 con el “nuevo trazado provisional”
del Camino sin presentar en esa fecha ni una sola
prueba pública de la historicidad del nuevo
itinerario? No hay que olvidar tampoco que el
concepto del patrimonio es dinámico y que cuando
hablamos del camino hay que hacerlo con los
criterios actuales del mencionado Centro de la
UNESCO, es decir, hay que valorar su aspecto físico
con su paisaje natural y medioambiental, histórico,
artístico y social; sus elementos materiales e
inmateriales; sus restos arqueológicos; su
patrimonio etnográfico; el que haya sido nexo de
culturas y el que haya contribuido a formar el
concepto de Europa. ¿Creerán que trasladar un
monumento, “unas piedras”, como algunos
todavía gustan llamar displicentemente, hacer
algo así como un parque temático, representa a
estas alturas conservar el camino histórico?
Abundando
en datos y alertada la UNESCO de que el camino
histórico peligraba, ICOMOS solicitó
recientemente a la cartografía aprobada por la
UNESCO y en ella se puede apreciar que en la
actualidad el camino histórico se sigue
manteniendo en la mayor parte del entorno de Yesa.
Estos datos no concuerdan con lo que ha respondido
en fechas recientes el Secretario de Estado de
relaciones de las Cortes españolas a la pregunta
que hizo por escrito el diputado Labordeta en la
que solicitaba aclaración a las “actuaciones
ante la amenaza que supone el recrecimiento del
pantano de Yesa para el actual trazado del camino
de Santiago en Aragón”. El Secretario de
Estado dio respuesta manifestando que la
autorización del traslado fue adecuada por cuanto
el camino actual constituye una modificación del
original, afectado por la construcción del actual
embalse y que “dicho traslado [el del
camino] no afecta a la integridad histórica
del mismo” (29 de mayo del 2002). ¿Han
seguido la confusa respuesta? Cita el secretario
la “importante” afección del embalse pero la
cartografía demuestra casi lo contrario, es
decir, que su construcción alteró sólo de forma
parcial la conservación del camino histórico y
que le afectó bastante menos de lo que se suele
decir. En conclusión, entre 1993 y el 2001 los
dos caminos históricos seguían, básicamente,
manteniéndose. A su vez el mencionado portavoz
omitió en su comentario la importante modificación
que llevó a efecto el Gobierno de Aragón el 20
de julio del 2001 (BOA), entendiendo esta asociación
que se hizo “por arte de magia”, pues
ya ha transcurrido un año y todavía no ha
presentado dato histórico, o material de
cualquier índole, que avale la nueva delimitación.
En esa fecha el Gobierno de Aragón anuló, ni mas
ni menos, que el Camino Norte y alteró unos
cuantos kilómetros del Camino Sur, entre Artieda
y Ruesta, los suficientes para facilitar el
recrecimiento del pantano de Yesa.
El
presidente de la CHE, en lugar de tanta
prepotencia, debería de preocuparse de tener
buenos asesores en patrimonio cultural que su
cargo obliga. Podría hacer declaraciones públicas
por otras muchas cosas en relación con la gestión
del agua. Para mostrar cautela tiene con las aguas
del Ebro, a su paso por Aragón, que de su
administración hay mucho que hablar y “las
cuentas” no salen. Si a orillas del gran río
muchos pueblos aragoneses pierden población qué
vamos a esperar del resto de las comarcas. En el
curso del Ebro vemos estos días su escasísimo
caudal; el verdín de las algas próximas a la
toma de agua de boca de algunas localidades; el
mejillón cebra alarma y el regadío es exiguo a
uno y otro lado de la ribera. Sería interesante
conocer cuántas hectáreas de regadío había en
el año 1930 y cuántas en el 2000 y cuántas
centrales eléctricas se habían instalado en el río
en esas dos fechas.
En
otro orden de cosas, pero siempre relacionándolo
con la política hidráulica aragonesa , sería
aleccionador saber si la CHE impulsa la catalogación
de las construcciones del agua –azudes, canales,
acequias, aljibes, molinos, etc.– como bienes
del patrimonio cultural, incluidas la catalogación
de las fábricas eléctricas en la misma orilla
con sus “minas” de agua y sus naves de
generadores y turbinas. Elementos materiales e
inmateriales hay, y muy interesantes, para ser
protegidos por el departamento de patrimonio pero
al irreflexivo ritmo que se sigue se van a
arruinar y con ello uno de los motores de
desarrollo de Aragón. Así lo expresó APUDEPA el
11 de junio en la Cortes de Aragón en su
comparecencia ante la Mesa de Revisión del Pacto
del Agua que para eso fuimos llamados. Se
reconozca, o no, estamos “con el agua al
cuello”, decir lo contrario es desconocer la
realidad y para llegar a esa conclusión no hace
falta ser un experto, sólo hace falta moverse,
hablar con la gente y hacer un seguimiento
continuado de la prensa.
Belén
Boloqui. APUDEPA
(Asociación de Acción Pública para la Defensa
del Patrimonio Aragonés).
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