Habrán observado
los lectores que cuando la administración habla
del pantano de Yesa y de su recrecimiento lo hace
básicamente en parámetros de Hm³. Algo parecido
ocurre con el trasvase del Ebro hacia el arco
Mediterráneo. Para estas alturas todos deberíamos
de saber que el recrecimiento de Yesa es la madre
del trasvase. Las dos obras están vinculadas. Por
eso, esgrimir desde Aragón como argumento
incontestable, para justificar la cota máxima de
Yesa, el denominado Pacto del Agua de 1992, es
desde el punto de vista social inaceptable.
Las conferencias
de las Naciones Unidas -desde la Cumbre de Río
Janeiro en 1992- nos dan ejemplo de
posicionamientos dinámicos, pues han ido
adaptando y ampliando sus respectivos planes de
acción al compás de la década. Por ejemplo, hoy
el concepto de "desarrollo sostenible"
es un término amplio, integrador e
interdisciplinario que implica -según la 31ª
Conferencia General de París de la UNESCO-la
necesidad de generar en todos los países nuevos
valores, modelos de conducta y estilos de vida que
propicien la consecución de un futuro sostenible.
Además, este desarrollo, según las mismas
fuentes, debe responder a las necesidades actuales
sin comprometer la capacidad de las generaciones
venideras. Desde esa perspectiva el "viejo
discurso del agua" y la actuación propuesta
para Yesa son insostenibles. También, el propio
progreso acelerado de las nuevas tecnologías de
la información y comunicación invalida cualquier
acuerdo rígido, como algunos sostienen que es el
Pacto del Agua.
Cualquier ciudadano informado y preocupado por el
desarrollo sostenible de nuestra comunidad echa en
falta otras líneas argumentales, ausentes siempre
de los discursos oficiales - y también de muchos
políticos aragoneses-, pero no por omitidos menos
importantes. Pueden que sean, al final, los que
realmente impidan el que Yesa se recrezca: procesos
judiciales abiertos por presuntas ilegalidades y,
además, una estructura agraria en Aragón
obsoleta y caciquil, vinculada a las concesiones
de agua, a las hidroeléctricas, al cemento y a la
tendencia -en alza- a la concentración de la
tierra de regadío. La paradoja llega ala propia
cuenca del Ebro donde hay pueblos, en la ribera
del río que, por no contar apenas con regadío,
son de secano. Desde esta perspectiva aumentar el
regadío "a manta" en las Cinco Villas
no tiene ningún sentido. Falta una reestructuración
general de la producción agraria aragonesa.
Aplicar una política racional -social -del uso
del agua y del paisaje, con datos actualizados y
contrastados, es imprescindible en un gobierno
moderno. La Nueva Cultura del Agua tiene sólidos
argumentos en esta línea, pero es cierto que
siguen prevaleciendo intereses políticos con
vistas a las elecciones que ahora se aproximan,
afines a discursos anacrónicos basados en la
trilogía agua-regadío-votantes, a su vez
relacionados, claro está, con el agro tradicional
aragonés.
Apudepa, Asociación de Acción Pública para la
Defensa del Patrimonio Aragonés, ha defendido en
estos últimos años otra línea argumental
distinta, y fundamental, que debe de impedir que
Yesa se recrezca, argumento que obviamente también
omite el Ministerio de Medio Ambiente y casi todos
los políticos aragoneses. La tesis proviene por
la vía de la cultura -de la historia y del
patrimonio cultural- que, a la luz de las
declaraciones que suelen hacerse en los medios de
comunicación, no parece importarle a casi nadie
en esta Comunidad. Hablamos, claro está, del
Camino de Santiago de Compostela a su paso por
Aragón y más concretamente a la altura del
pantano de Yesa. Los dos ramales, al Norte y Sur
del pantano, protegidos por la UNESCO desde 1993
responden a la declaración y definición cartográfica
de la mencionada ruta como Patrimonio de la
Humanidad. Quede bien claro que los dos ramales no
están, en buena parte, inundados por el pantano,
pero estos datos, a menudo, se desconocen o se
tergiversan. El Departamento de Cultura y
Patrimonio de la D.G.A. reconoce este trazado y lo
ha denominado "camino histórico
desarticulado", pero desde esta asociación
luchamos para que se siga utilizando el recorrido
actual, no anegado por las aguas del actual
pantano. Es la permanencia de la memoria y del
paisaje, de los pueblos y sus gentes.
Por sus valores universales excepcionales, la
inscripción del Camino de Santiago de Compostela
consta desde 1993, ha incorporado tres criterios
en un periodo concreto, la Baja Edad Media (siglos
XII al XV): su papel relevante en los intercambios
religiosos y culturales; fuente de desarrollo de
numerosas tipologías de edificios y manifestación
de la fe cristiana entre gentes y clases sociales
diferentes de todos los países de Europa. Hay,
por tanto, un camino histórico definido por la
UNESCO y carecen de rigurosidad histórica quienes
ignoran estas características del Camino Francés
de Santiago.
Recordamos al Ministerio de Medio Ambiente, al
presidente de la CHE y a los políticos aragoneses
-que parece que no se enteran- que la
declaración de Patrimonio de la Humanidad también
goza de los más altos niveles de protección, por
ser este Camino un referente cultural para
toda la Humanidad. Sus principios generales
ya fueron definidos en la Convención de París
en 1972. El texto reconoce la obligación que
tiene cada estado, o gobierno, de
proteger, conservar, rehabilitar y transmitir a
las generaciones futuras el patrimonio cultural (y
natural) situado en su territorio (Art. 4º
); también se reconoce que no se puede
"tomar ninguna medida que pueda causar daño
directa o indirectamente", a dicho patrimonio
(Art. 6.3) y, también en París, se adoptó
que los estados pondrían los medios
apropiados -programas educativos y de
información- para estimular en los pueblos el
respeto y el aprecio del patrimonio cultural
y natural definido como Patrimonio de la Humanidad
(Art. 27.1). Es de esperar que el Centro del
Patrimonio de la Humanidad en Aragón, abierto
recientemente por la D.G.A., ponga en acción
estos programas.
Esta asociación ya lo dijo en junio en
la Cortes cuando fue convocada ante la Mesa de
Revisión del Pacto del Agua: el patrimonio
Cultural aragonés, incluido el paisaje cultural,
tiene unas enormes potencialidades para el
desarrollo sostenible (o, mejor,
ecosolidario) de Aragón y en esa línea hay que
buscar un consenso social. Por eso, a estas
alturas, despreciar el Camino de Santiago en
Aragón, a su paso por Yesa, sería un error de
gravísimas consecuencias. Sin historia, ni
memoria, no hay futuro. Además, el tema de
Yesa, socialmente encasquillado, tampoco admite
los denominados "guiños políticos"
electorales. Sería una irresponsabilidad caer en
ellos. Estando así las cosas, Apudepa ha
solicitado comparecer ante la Mesa de
Cultura en las Cortes de Aragón. ¡FELIZ AÑO
2003!
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