Thomas
Chatel, hidrólogo
“Si
alguien quiere dañar una zona sólo tiene que proponer
un embalse”
Luisa
PUEYO
JACA.-
El hidrólogo alemán Thomas
Chatel, autor de una tesina
sobre el Plan Hidrológico Nacional, denuncia que, como
en España ya hay presas construidas sobre todas las
cerradas posibles, las que ahora quieren hacerse
requieren muros de un kilómetro o dos de longitud. Esto
supone una gran afección, aunque una zona ya queda dañada
por el simple hecho de proponer que se haga en ella un
embalse.
Thomas
Chatel tiene un conocimiento directo de las zonas más
afectadas por el PNH, el Pirineo, por los proyectos de
Santaliestra y Biscarrués y el recrecimiento de Yesa, y
el Delta del Ebro, y consolidó el contacto con sus
gentes a través de la Marcha Azul. El estudio realizado
del Plan para su tesina le lleva a asegurar que “ante
la disyuntiva de gestionar la oferta o la demanda como
soluciones para el Gobierno español, éste ha optado
por la oferta, cuando debería haber sido lo contrario.
Es necesario gestionar mejor el uso de agua en
agricultura y en las ciudades, en la construcción de
hoteles y de campos de golf”. Asegura que lo
importante es tratar “de que haya otro modelo de
desarrollo para regular un crecimiento incontrolado. El
Gobierno ha elegido aumentar la oferta porque es más cómodo
que entrar en conflicto con los agricultores y, sobre
todo, con el sector de la construcción”.
El
PHN “no soluciona el problema que pueda haber con el
agua, sino que lo va a agravar porque si se aumenta la
cantidad disponible sucederá lo mismo que con el
trasvase Tajo-Segura, se crearán expectativas y
aumentará la demanda. Este aumento ya se da nada más
mencionar que va a haber un trasvase”. Esto supone que
el PHN “ignora las dimensiones social y ecológica
respecto al impacto de los proyectos hidráulicos. Hay
políticos en Aragón que dicen que los embalses del
Pirineo no tienen que ver con el PHN, sino con el Pacto
del Agua, cuando es todo lo mismo. Da igual quien
financie el Plan y quien lo ejecute, y que el Pacto del
Agua sea una gran mentira. En Aragón hay gente que sólo
está en contra del trasvase, no de los embalses, y los
aragoneses que sí se oponen a estos tienen que luchar
contra su propia gente”.
No
se tiene nunca en cuenta que “una zona ya se daña
suficientemente sólo con anunciar que se va a construir
un embalse. Si alguien quiere perjudicarla, no tiene más
que lanzar la propuesta. El precio de esas tierras baja
tanto que abarata las indemnizaciones”. Además,
quedan pocos lugares para construir embalses eficientes
porque “en tiempos de Franco ya se buscaron todos los
sitios posibles, y ahora hay que construir muros de uno
o dos kilómetros de longitud, de lo que resultan unos
embalses con una evaporación tremenda. Hay otras
muestras de esquizofrenia, como el contar con dinero del
programa europeo Leader para el río Gállego mientras
el Gobierno pide financiación europea para construir
aquí un pantano”. Está demostrado que “el valor
turístico y ecológico de un río es enorme, y el de un
pantano, mínimo”.
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