El
Mueso
Desactivar
la oposición pirenaica
Sólo
hubo un tema en el que estuvieron de acuerdo el gobierno
de Aragón y el de España en la Comisión del Pacto del
Agua del otro día: en la puesta en marcha de los
“planes de restitución territorial en las zonas que
soportan embalses”. Discrepan en todo: el trasvase, el
modelo territorial, el reparto del agua (pirenaica),
pero coinciden y unen fuerzas para apropiarse del botín
que ambos ambicionan: las aguas y fondos de valle
pirenaicos.
La
resistencia montañesa está resultando muy molesta. Hay
que desactivarla. ¡Qué mejor manera que utilizando los
planes de restitución! Para comprar voluntades y para
dividir a la población: a un pueblo le regalo una
depuradora y a otro se la niego, por rebelde.
¿Dónde
está la voluntad de “contar con los afectados”, de
consensuar la política de aguas con los
“productores” y “almacenadores” del recurso?
Planes de restitución impuestos por decreto y se acabó.
¿Dónde está la política con mayúsculas: la de
dialogar con todo el mundo, perseguir los acuerdos,
cohesionar la sociedad, vertebrar la región, incorporar
la Nueva Cultura del Agua?
No
lo estáis haciendo bien desde el GA, no lo estáis
haciendo bien desde el PSOE. Sabéis cuáles son los
planteamientos razonables y de futuro. Y muchos de
vosotros los compartís. Pero estáis agarrotados. Tenéis
miedo: a perder vuestra parcelita de poder y también a
los que mandan de verdad. El miedo (que no es prudencia)
es fatal para gobernar y para todo en la vida. ¡Qué
oportunidad histórica para un valiente que lidere el
cambio imprescindible en política de aguas! Que nos
acerque a Europa y que haga de esta Comunidad una
referencia de gestión democrática y eficiente del
agua.
Para
las comarcas pirenaicas se avecinan tiempos difíciles:
Van a llegar ofreciendo a unos y negando a otros.
Malmetiendo. Y si avanzan las obras, aún peor. Pero no
hay que dejar de tender la mano a la negociación, al
acuerdo, a las soluciones negociadas, porque entonces
además de arrebatarnos el agua y los valles, también
nos arrebatarían el talante constructivo, el espíritu
razonable, nuestra identidad.
José
Manuel Nicolau
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