PirineoDigital.com,
19-IV-2002
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El
día de San Jorge, patrón de todos los
aragoneses, ha sido el día elegido por algunas de
las fuerzas vivas de nuestra comunidad autónoma
para manifestarse a favor del desarrollo de una
parte de Aragón en perjuicio de otra. Zaragoza
(23-A) y Ejea de los Caballeros (7-A) vivirán
convocatorias viciada en las que se exigirá la
inundación de los valles pirenaicos para
posibilitar la hipotética conversión en regadío
de tierras hasta ahora baldías.
Conceptualmente, es el mismo tipo de manifestación
que se celebraría en Murcia o Valencia para
solicitar la ejecución del Plan Hidrológico
Nacional y asegurar así su progreso en perjuicio
de Aragón. Es la teoría de los círculos concéntricos
y el juego de mayorías-minorías que tanto
gustaba a Santiago Lanzuela. Yesa es la piedra
angular del PHN, tal y como afirmó el ministro
Matas, pero en su entrevista con Romano Prodi, el
presidente de la DGA, Marcelino Iglesias, no
terminó de explicar a Europa su posición; a
saber: Aragón quiere la piedra angular del PHN,
pero no quiere el resto del pedregal. Aragón no
apuesta por la nueva cultura del agua, simplemente
esconde sus verdaderas intenciones para aplicar en
Aragón el mismo rasero que le intentan aplicar
desde Madrid. Por eso es tan difícil de explicar.
Por eso las votaciones en el Parlamento europeo se
parecen más al esperpento de Valle Inclán que a
un natural proceso democrático de exposición de
opiniones y toma de decisiones.
Lo más grave es que, tarde o temprano, Aragón
pagará su doble lenguaje. Una vez descartados Jánovas
y Santaliestra, defendidos a ultranza por muchos,
pero descartados por los tribunales y por la lógica
cartesiana de la razón, ya no se habla de ellos.
Nadie los apoyó nunca. En realidad, no eran
buenos. Ahora los fetiches son Yesa y Biscarrués.
Campo, Comunet, Embún, Jánovas y Santaliestra...
Décadas malgastadas y energía perdida. Hace
treinta años que no se construye un embalse en el
Pirineo y la Justicia y Bruselas se encargarán de
que siga siendo así. Después, cuando los
gigantes proyectados se transformen en molinos de
viento contra los que nada puede Don Quijote,
Sancho se mostrará sorprendido y buscará otra Ínsula
Barataria para calmar su sed.
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