MARÍA
PILAR POBLADOR MUGA
Profesora
Asociada del Departamento de Historia del Arte de la
Universidad de Zaragoza. Investiga sobre
arquitectura y gestión del patrimonio cultural.
El
proyectado recrecimiento de la presa de Yesa supondrá,
en caso de ejecutarse, la destrucción de un total
de veintidós kilómetros del Camino de Santiago en
la provincia de Zaragoza, concretamente del conocido
como «Camino Francés» que discurre paralelo al
curso del río Aragón desde Somport hasta Navarra,
a pesar de estar catalogado como Conjunto de Interés
Cultural y ser teóricamente protegido por la
legislación española y aragonesa, además de
formar parte del Primer Itinerario Cultural Europeo
declarado por la Unión Europea y ser considerado
Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. De hecho,
no sólo el trazado original del propio vial quedará
sumergido bajo las aguas sino también diversos
yacimientos arqueológicos y ermitas y afectará
gravemente al núcleo urbano de Sigüés (1).
Ya
en su día, la construcción del actual embalse
supuso la expropiación total de los términos de
Tiermas, Esco y Ruesta, cuya población fue obligada
a desalojar sus inmuebles, convirtiendo a la antigua
comarca de la Alta Zaragoza en un desierto humano al
estrangular su futuro. Concretamente en 1929,
durante la dictadura de Primo de Rivera, se
iniciaron las primeras tasaciones y expropiaciones
que sumergieron a esta tierra en una larga agonía
hasta que en 1966 concluyó este dilatado
procedimiento administrativo, que provocó la diáspora
de sus habitantes, la ruina de sus caseríos, el
olvido de su historia, la pérdida de sus costumbres
y, tradiciones y, en definitiva, de su identidad
cultural, puesto que tanto los documentos
municipales como los eclesiásticos fueron en parte
expurgados y en parte dispersados y las obras de
arte y bienes muebles de sus iglesias fueron
trasladados al monasterio de Leyre, a Jaca o a Sigüés,
repercutiendo gravemente en el progreso económico,
especialmente desde el punto de vista comercial y
turístico, de las comarcas y pueblos vecinos, como
en el caso de la mencionada Jaca y de toda la Canal
de Berdún que perdió, con la desaparición de
Tiermas, el segundo núcleo más importante de
población del valle, o como en el de Sos del Rey
Católico, que incluso tuvo que renunciar a su
condición de partido judicial al paralizarse el
desarrollo de las Altas Cinco Villas.
La
villa de Tiermas, cuyo topónimo
recuerda a la Thermae
de origen romano, fue famosa desde la antigüedad,
como así lo reflejan las fuentes, por las
propiedades curativas de las aguas de sus
manantiales.
Manteniendo
este enclave su importancia durante la Edad Media,
al erigirse en un estratégico bastión defensivo
del reino de Aragón en su frontera con Navarra,
puesto que constituía el broche que cerraba la
Canal de Berdún por el oeste, por lo que su población
se asentó sobre el cerro que dominaba el río.
Precisamente, como reflejo de su peculiar historia,
se desarrollaron dos núcleos urbanos, el más
primitivo en el fondo del valle junto a su
balneario, hoy cubierto por las aguas del pantano,
atravesado por el Camino de Santiago que, procedente
de Jaca, discurría paralelo al cauce fluvial en su
margen derecha, desde cuyos parajes el espléndido
puente medieval, reconstruido en parte en el siglo
XVIII durante el reinado de Carlos III, permitía al peregrino cruzar a la otra orilla
rumbo a la vecina Sangüesa. De hecho, todavía hoy,
cuando baja el nivel de las aguas del embalse se
pueden contemplar sus magníficas arcadas linchando
entre los lodos. Mientras que, desde una alta
colina, la villa alta de Tiermas con su caserío
medieval resiste heroicamente la triste batalla
diaria de mantenerse en pie, con su espléndida
muralla de la que destaca la llamada puerta de las
Brujas, la iglesia parroquial de San
Miguel cuyas bóvedas poco a poco se caen a pedazos,
con una maleza que cubre con su tupido manto el vacío
de sus calles y las altas paredes de su frontón,
que en otro tiempo, no muy lejano, estuvieron llenos
de vida; ante el asombro y desolación de los que no
entendemos cómo es posible que nadie haga algo para
poner fin a tanta desidia, a pesar de que nunca este
enclave será cubierto por las agrias del embalse -al
igual que sucede con los casos de Ruesta y Esco,
puesto que el proyectado recrecimiento no los
alcanza- y a pesar del alto valor histórico, artístico
y etnográfico, con su peculiar planta que
posiblemente fue trazada a partir de la plaza de
armas de un castillo (2).
La
construcción de esta obra pública supuso en 1962
el capítulo final en la historia de esta, hasta
entonces, próspera y milenaria villa, la cual junto
con las de Ruesta y Esco, expropiadas
respectivamente en 1965 y en 1966, mantenía una
economía tradicional de carácter agropecuario y
era parada de descanso para las navatas que, desde
el Roncal, descendían por el río Aragón con su
cargamento maderero rumbo a Zaragoza. Además,
Tiermas a comienzos del siglo XX, ajena a su triste
destino, se preparaba para un prometedor desarrollo
turístico propiciado por su clima privilegiado, al
encontrarse en las estribaciones meridionales de la
sierra de Leyre, que se despliega en su paisaje como
telón de fondo de la grandeza del Pirineo, por su
estratégica ubicación a medio camino entre jaca y
Pamplona y, por la explotación de las aguas de su
balneario, motivo por el cual se erigió el Hotel
Infanta Isabel, inaugurado en 1908 por la propia tía
de Alfonso XIII, conocida como «la Chata», quien
tras visitar la Exposición Hispano-Francesa de
Zaragoza viajó hasta Tiermas para comprobar y
disfrutar de la modernidad de sus instalaciones, con
sus interiores decorados en un ligero y coqueto
estilo modernista, al gusto del momento, con muebles
de madera curvada mediante la acción del vapor
realizados por la casa Thonet y grecas con motivos
vegetales ondulantes adornando las paredes de las
estancias. Como así quedaron recogidos en diversas
fotografías de la época y en algunas obras
literarias, caso de la escrita por el periodista José
García Mercadal, hermano del famoso arquitecto, que
agradecido por la espectacular curación de la
dolencia reumática que padecía le dedicó no sólo
la novela Remanso de dolor, editada por el Ateneo de
Madrid en 1912, sino también una destacada mención
en su obra Rincones de España, publicada en
Zaragoza en 1946, donde rememora la belleza de este
pintoresco paraje; constituyendo, ambos casos,
valiosas fuentes que permiten, aunque a retazos,
reconstruir su imagen desaparecida para siempre bajo
las aguas del embalse.
E1
hecho de que el procedimiento expropiatorio se
dilatara desde 1929 a 1966, prolongándose más de
treinta y cinco años, sumado a la advertencia de
que cualquier mejora que se efectuara en las fincas
no iba a ser contemplada en la tasación, ocasionó
que ningún propietario 0 inquilino se aventurara a
realizar obra alguna de reforma, por lo que Tiermas
Ruesta y Esco quedaron paralizadas en el
tiempo desde el punto de vista de su arquitectura v
urbanismo. Lo que hoy les confiere un espléndido
valor histórico, artístico y etnográfico, ya que
los cambios producidos por la introducción de
nuevas técnicas constructivas, vinculadas con la
utilización de modernos materiales (hierro fundido,
hormigón armado o pretensado, acero, cubiertas de Uralita,
etc.) y con el abandono de los tradicionales
sistemas de muros de carga (sustituidos por las
estructuras desarrolladas en la edilicia contemporánea),
nunca llegaron a ponerse en práctica.
Precisamente
ahora, la ejecución del proyectado recrecimiento de
Yesa acarreará un nuevo impacto cultural, al
inundar tanto el ramal norte del Camino de Santiago,
que corre paralelo a la margen derecha del río Aragón,
afectando a un tramo de 15 km comprendido entre Sigüés
y Esco -puesto que desde esta villa, pasando
por Tiermas, hasta Yesa (Navarra) las aguas del
actual embalse cubren la antigua vía-, como
el situado al sur y, en concreto, haciendo
desaparecer un tramo de 7 km del trazado original
de la margen izquierda, que desde Artieda discurre
en dirección a Ruesta.
Además,
como Javier Rey Lanaspa determina, el recrecimiento
del embalse sepultará diversos yacimientos arqueológicos,
afectando especialmente al patrimonio arquitectónico
y etnográfico de la edad antigua y de la época
medieval, que se sitúa en este valle. De hecho,
supondrá concretamente la inundación de la villa
romana y el poblado medieval de Corrales de Villarués,
de las dos villas romanas de Rienda y de Viñas de
Sastre, del poblado romano de Forau de la Tuta y de
Campo del Royo y de la ermita de San Pedro del siglo
XVIII, todos ellos en el término
municipal de Artieda. Además, en Esco su villa
romana. Mientras que en Ruesta pone en peligro a la ermita románica de
San Jacobo y los restos arqueológicos de una necrópolis,
a la ermita románica de San Juan Bautista, a la
llamada fuente de Santiago, a un puente medieval,
además de la necrópolis de Arroyo Vizcarra y
diversos restos procedentes de la época romana.
Enterrando definitivamente en el lodo los baños
termales de Tiermas, cuyo origen se remonta a época
romana, y su espléndido puente medieval-que
todavía puede visualizarse cuando desciende el
nivel de las aguas- suponiendo
una seria amenaza para el casco urbano de Sigüés,
puesto que, aunque existe un proyecto que lo
preserva de su posible inundación, paralelamente
condicionará gravemente su futuro al situarlo entre
dos presas, sumiéndolo en un desolador mar de barro
durante los meses en que descienda el nivel del
embalse y transformando de manera agresiva su
entorno natural, al trasladar el curso del río
Esca, poniendo en peligro la conservación del
Hospital para peregrinos conocido como de Santa Ana,
la muralla, la torre de su castillo medieval, la
iglesia románica de San Esteban y la ermita de San
Juan Bautista que se encuentra en sus inmediaciones (3).
En
este sentido, toda la normativa y las cartas
internacionales recomiendan no hacer traslados,
salvo en casos de extrema necesidad y evidentemente
cuando éstos sean posibles (Convención de Granada
de 1985 ratificada por el Estado español en 1989 y,
jurídicamente vinculante, además de la Carta de
Venecia de 1964, entre otros documentos). Caso que
no sucede con ninguno de los bienes culturales
afectados por el proyecto de recrecimiento del
embalse de Yesa, puesto que los traslados propuesto
para las ermitas son técnicamente inviables -ya que
es de sentido común comprender que es imposible
desmontar un grueso y milenario muro formado por
sillarejos, cantos rodados y cascotes y volverlo a
montar en otro lugar- y, sin lugar a dudas, restarán
autenticidad a este tramo aragonés del Camino de
Santiago, repercutiendo previsiblemente en el
descenso del número de peregrinos que lo recorran (4).
Ya que sirve como precedente lo que ocurrió
con la iglesia parroquial de San Úrbez y San Miguel
de Basarán, en el Pirineo oscense, que en 1971 fue
llevada a la estación de esquí de El Formigal
(Sallent de Gállego), debido a que el pueblo había
sido expropiado por el Patrimonio Forestal del
Estado y por tanto se encontraba deshabitado. Donde
la mayoría de sus materiales originales no pudieron
ser recolocados en su nueva ubicación y se perdió
toda su decoración interior, con restos de pinturas
murales, convirtiéndose en una mera recreación
medievalizante de escaso valor histórico y artístico,
á haber perdido toda su originalidad y autenticidad
(5).
Por
lo que, es evidente, que este Camino de Santiago,
conocido como Camino
Francés, a su paso por Aragón lleva vías de
convertirse en un trazado de escaso interés para un
turismo que demanda una oferta cultural de calidad, ya
que si sumamos al incierto futuro de su trazado en las
inmediaciones del embalse de Yesa los problemas
surgidos en la conservación de los restos del
hospital de peregrinos de Santa Cristina de Somport y
los acaecidos en jaca en el tramo que discurre por el
Llano de la Victoria, debido en ambos casos a
promociones inmobiliarias, y teniendo en cuenta que
cuando la ruta jacobea sale de esta última ciudad el
caminante se encuentra con un enorme tramo desértico
en población humana, asistencia sanitaria, hostelería
y albergues, ya que hasta Berdún casi no ve un alma y
cuando se aleja de él, pues que Dios y Santiago le
asista, ya que los pueblos del Camino en el vial que
corría en la margen derecha del Aragón,
concretamente Esco y Tiermas, han desaparecido como núcleos
habitados y están en ruinas y en la margen izquierda
sólo existe en la villa de Ruesta un albergue,
evidentemente para penitentes aventureros, puesto que
no tiene agua caliente, ni tampoco hay luz eléctrica
que ilumine sus calles por la noche, donde lo único
que proliferan son los socavones en el deteriorado
pavimento, los cuales deberán ser sorteados por el
intrépido visitante, para aproximarse al tan espléndido
como abandonado castillo, mientras esquiva las
amenazantes ruinas de su caserío -hasta el punto de
que, para evitar que algún muro se desprenda y suceda
algún accidente, se está derribando poco a poco-,
con lo que no ha mucho esperar en Ruesta no va a
quedar en pie más que el mencionado albergue y la
iglesia, que por cierto ha sido restaurada por la DGA
y convertida en almacén para bicicletas y cajas de
botellas. Y al final el penitente -nunca mejor llamado
así al peregrino- alcanza la deseada Navarra con su
espléndido monasterio de Leyre, con un pueblo de Yesa
habitado y la próspera Sangüesa que le da la
bienvenida.
Si
ya de por sí es difícil atraer visitantes en estas
condiciones -al menos los que no se toman el
camino como un cilicio-, todavía lo será más
cuando se recrezca el embalse, ya que a todas estas
cuestiones se añadirá una más, quizás la más
trascendental y disuasoria, y es que este tramo del
Camino de Santiago, en el caso de que se traslade,
habrá perdido su trazado original y su autenticidad.
Ante
este cúmulo de despropósitos cualquiera se pregunta
para qué sirve ser declarado Conjunto de Interés
Cultural si a quien compete su tutela, es decir la
Diputación General de Aragón, no hace nada para
evitar esta lamentable merma de nuestro patrimonio,
permitiendo a los propietarios incumplir la legislación
vigente y no sólo la Ley 3/1999, de 10 de marzo, del
Patrimonio Cultural Aragonés sino también la Ley
16/85, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español,
puesto que, al tratarse de un asunto de expolio, el
Ministerio de Cultura tiene reservada la máxima
autoridad. Y todavía uno más se asombra cuando se
cuestiona para qué sirve estar declarado Patrimonio
de la Humanidad por la UNESCO y para qué la Unión
Europea nombró a este Camino Jacobeo Primer
Itinerario Cultural Europeo (6).
Rica
en paisaje, arte, historia, comunicada por la
carretera nacional núm. 240 de Tarragona a San
Sebastián, la Alta Zaragoza todavía cuenta con
sobrados recursos para un despegue económico,
partiendo de una correcta gestión de su riqueza
termal y de su espectacular patrimonio. Aunque, a
pesar de todo, nuevamente se pretende inundar y ni
siquiera se ha planteado de manera precisa y seria un
plan de restitución" antes de comenzar esta
cuestionada obra pública, donde se garantice la
conservación de sus bienes históricos, artísticos y
etnográficos y donde se contemplen con generosidad y
justicia compensaciones para los habitantes afectados
pasados, presentes y futuros. Mientras, aquellas
personas que más visitan la zona, especialmente los
turistas procedentes de Navarra, del País Vasco y de
Francia, no pueden explicarse cómo es posible
maltratar de una forma tan escandalosa y vandálica
algo teóricamente tan protegido y cómo ninguna
institución pública implicada hace nada para detener
este sangrante expolio (7).
NOTAS
(1)
Resumen de la conferencia impartida por la autora del
presente artículo en la mesa redonda compartida con
la Dra. Belén Boloqui Larraya, y dedicada a: El
recrecimiento de Yesa y su imparto cultural, celebrada
en el Palacio
de Congresos de Jaca (Huesca), el 8 de
septiembre de 2000, organizada por la Asociación
Río Aragón (y no Sancho Ramírez como figura en el
original).
(2)
Este expolio ha sido denunciado por diversos
especialistas, como: Cabañero Subiza, B., El Camino
de Santiago y la muerte del rey Sancho Ramírez. Un
expolio que coincide con la conmemoración de un
aniversario. Artigrama
10: 527-532. Zaragoza: Departamento de Historia del
Arte, 1993. A través de A.P.U.D.E.P.A (Asociación de
Acción Pública para la Defensa del Patrimonio Aragonés)
en artículos publicados entre 1999 y 2000 por Heraldo
de Aragón (suplemento dominical): Los caminos de
Santiago en Aragón (14 de marzo); Tiermas: la triste
historia de un expolio (29 de agosto); Artieda, un
pueblo cargado de historia (19 de septiembre de 1999),
Las ruinas de Esco (26 de septiembre de 1999); y
Hospitales en el Camino Francés (17 de septiembre de
2001).
(3)
Rey
LANASPA,
J., El patrimonio artístico y arqueológico que
quedará destruido por el recrecimiento del embalse de
Yesa. La Estela. Jaca (Huesca): Asociación Sancho Ramírez,
1999, n.º 1, febrero, p. 8-13.
(4)
En la actualidad son más que cuestionados los famosos
traslados de los templos rupestres de Ramsés II y de
su esposa Nefertari acometidos por la UNESCO en
Egipto, a través de su llamamiento
internacional para cooperar en esta empresa,
debido al recrecimiento de la presa de Assuan, en los
años sesenta, puesto que además en este caso la
espectacularidad de la operación, todo un alarde de
ingeniería, donde la montaña artificial construida
para su nuevo emplazamiento se ha convertido en una
atracción mayor que las propias obras y ocultó la
parte oscura de esta historia: el desalojo de la
población autóctona de Nubia al inundarse sus
poblados, el hecho de que algunos de sus templos han
quedado sepultados bajo las aguas del lago Naser y los
graves problemas de conservación que ha supuesto la
nueva ubicación en un lugar a mayor altitud donde
existe una mayor erosión eólica, al no estar al
resguardo en el fondo del valle, como también sucede
con el templo de Isis en Philae tras su nuevo
emplazamiento en la isla de Agilkia.
También
muy cuestionadas por la comunidad científica
internacional han sido las excavaciones de urgencia,
arranques y traslados realizados en el antiguo reino
de Zeugma en Turquía, concretamente en las ciudades
de Seleucia y Apantea, debido a la construcción de un
embalse.
(5)
Cfr.: Los datos aportados por el Profesor Titular del
Departamento de Historia del Arte, de la Universidad
de Zaragoza, Dr. Fernando Galtier Martí, en: VV.AA,
Inventario Artístico de Huesca y su Provincia, dir.
Manuel García Guatas, Madrid, M." de Cultura,
1992, tomo 111, Partido Judicial de Boltaña, vol. 1,
pp. 143-163.
(6)
"El Plan de Restitución" presentado por la
Confederación Hidrográfica del Ebro ante los medios
de prensa, el 22 de febrero de 2000, fue duramente
criticado por los afectados y la opinión pública,
puesto que, entre los despropósitos propuestos, se
proyectaba ceder la villa de Esco a la Universidad de
Alicante y construir la presa como la «escultura de
un museo», según textualmente se dice en Heraldo de
Aragón, de 23 de febrero de 2000, p. 3.
(7)
Mientras estas páginas se encontraban en prensa,
parte del muro meridional y de la cubierta de la
ermita románica de San Juan de Ruesta se han
desmoronado como así denunció Heraldo de Aragón, el
23 de febrero de 2001, p. 19.
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