Editoriales
Una sentencia muy dura
El contenido de la sentencia de la Audiencia Nacional
sobre Santaliestra ofrece motivos para la reflexión y
la inquietud. Básicamente, el tribunal afirma de forma
tajante que el proyecto del pantano se realizó
soslayando informes preceptivos sobre la seguridad de la
presa y del embalse. El error compromete e
invalida la tramitación administrativa del mencionado
proyecto, pero a nadie se le oculta que proyecta una
sombra inquietante respecto de la forma en que el
Ministerio de Medio Ambiente dispone estos asuntos:
pasando por encima de los requisitos más elementales.
El Gobierno central está en su derecho de recurrir la
sentencia. Pero la contundencia de la misma ha causado
ya un fuerte impacto sobre todo ciudadano responsable.
La gente no se olvida de lo que pasó en Tous o de
tragedias como la de Biescas, e incluso los partidarios
de apurar la regulación de nuestros ríos se habrán
sobresaltado al conocer los pormenores del fallo
judicial que, seguramente, ha dejado el pantano de
Santaliestra fuera de circulación. No es además la
primera vez que la Administración actúa muy a la
ligera a la hora de preparar proyectos de carácter
hidrológico; proyectos que luego se estrellan en las
instituciones europeas o ante los tribunales.
Intolerable.
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