El Independiente
JOSÉ LUIS
Trasobares
¡Ay, Bardenas!
La cosa, según veo, está como sigue: los de la
Jacetania presentan alegaciones y denuncias
referidas a obras hidráulicas proyectadas en su
territorio (o sea, el recrecimiento de Yesa) y los
regantes de Bardenas, en represalia, alegarán y
denunciarán a su vez los planes
"positivos" (sean infraestructuras
deportivas o de comunicaciones) que tengan como
escenario la misma Jacetania. Quiere decirse que
todo este lío se circunscribe a temas que afectan
exclusivamente a la comarca altoaragonesa. Los
jacetanos no pretenden nada de Bardenas; son los
señores regantes de las Cinco Villas los que, por
pasiva o por activa, quieren forzar o intervenir
en asuntos que (sean el pantano o el proyecto olímpico)
se producen en otro lugar. He aquí el meollo del
problema.
Tal y como lo puede ver cualquier persona
razonable, los agricultores de Bardenas tienen
derecho a cabrearse y hacer declaraciones de
guerra a quien les impugne sus planes para
modernizar sus regadíos y hacer regulaciones
laterales o a quien pretendiera boicotear la
ampliación de superficie regable o cosa parecida.
Pero ésta no es la cuestión. Los vecinos de
Artieda (que es un pueblo de la Jacetania y no de
las Cinco Villas) se oponen a que les inunden sus
tierras y su pueblo con un proyecto elaborado de
forma presuntamente ilegal. Lo normal, ¿no?
Este embrollo sólo se puede resolver mediante la
negociación. El agua embalsada o por embalsar en
Yesa no es de los regantes de Bardenas, ni lo es
el medio ambiente o el paisaje de la Jacetania. No
es posible obligar a un territorio a que regale a
otros sus recursos más valiosos; no al menos en
una democracia que, suponíamos, iba a desterrar
para siempre la vergonzosa forma en que se expropió
y echó de sus casas a las gentes de Mequinenza,
Fayón o Jánovas. Porque si admitimos el
principio de que el gobierno de turno tiene
derecho a distribuir el agua según le plazca, ¿cómo
podríamos decir que no al trasvase del Ebro al
Arco Mediterráneo?
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